Los países latinoamericanos deben fortalecer medidas de confianza mutuas para garantizar que ninguno de nuestros Estados vaya a ser espiado ni afectado militarmente por la instalación de varias bases estadounidenses en Colombia, así lo indicó Miguel Carvajal, ministro Coordinador de Seguridad Interna y Externa, al analizar los puntos a tratarse en la reunión extraordinaria de la UNASUR este viernes en Bariloche, Argentina.
Dijo que decisiones como esta van a contracorriente de la voluntad de consolidar a América Latina como una región de paz. En ese sentido señaló que la postura del Gobierno de Ecuador en la cita de la UNASUR será insistir en el fortalecimiento de los procesos de unidad latinoamericana e instancias como el Consejo Sudamericano de Defensa.
Durante una entrevista en GAMATV, Carvajal expresó su preocupación por la instalación de las bases militares. Citó al ex Presidente colombiano Ernesto Samper y al precandidato liberal Rafael Pardo quienes sostienen que el objetivo del Gobierno colombiano sería “prestarle el balcón a alguien para que espíe a nuestros vecinos”.
“Lo que expresa el ex Presidente Samper y muchísimos articulistas, dirigentes políticos colombianos, igual que muchos gobiernos, dirigentes políticos y analistas de América Latina es que el objetivo evidente de estas bases es mejorar la capacidad estratégica operacional de Estados Unidos y afectar, poniendo una espada de Damocles en una esquina de nuestro continente, el proceso de UNASUR y del Consejo Sudamericano de Defensa”, anotó el funcionario.
Añadió que sería absolutamente ingenuo pensar que una capacidad militar de tal magnitud, como para tener aviones que puedan volar de un punto a otro en 3.500 millas y alcanzar la costa de África, sea solo para el conflicto interno del vecino país.
Estados Unidos y Colombia firmaron un acuerdo de “cooperación” para la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico mediante el cual se instalarán siete bases en los siguientes puntos del país sudamericano: Malambo (Atlántico) Palanquero (en el Magdalena Medio) Apiay (en el Meta) las bases navales de Cartagena y el Pacífico; y el centro de entrenamiento de Tolemaida y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá.
El Ministro mostró su preocupación también por el enorme desarrollo de las fuerzas militares colombianas, que marcan un desequilibrio en comparación con otros países de la región, con la ayuda de EE.UU. “Es un desproporción en toda la región. Y ha sido desarrollada, sobretodo en los últimos diez años con el Plan Colombia que permitió el desarrollo de un enorme capacidad militar, no solamente operativa sino también numérica del Ejército colombiano”.
Ante esto cuestionó: “Si dice el gobierno de Colombia que durante estos años ha logrado triunfos importantes, respecto las FARC, por ejemplo; que han logrado reducir significativamente su capacidad operativa, que de veinte mil efectivos las FARC ahora tienen solo ocho mil ¿cómo es que se explica que ocho mil efectivos no puedan ser controlados por cuatrocientos mil (miembros de la) fuerza militar (que integran el Ejército de Colombia)?”.
Dijo que decisiones como esta van a contracorriente de la voluntad de consolidar a América Latina como una región de paz. En ese sentido señaló que la postura del Gobierno de Ecuador en la cita de la UNASUR será insistir en el fortalecimiento de los procesos de unidad latinoamericana e instancias como el Consejo Sudamericano de Defensa.
Durante una entrevista en GAMATV, Carvajal expresó su preocupación por la instalación de las bases militares. Citó al ex Presidente colombiano Ernesto Samper y al precandidato liberal Rafael Pardo quienes sostienen que el objetivo del Gobierno colombiano sería “prestarle el balcón a alguien para que espíe a nuestros vecinos”.
“Lo que expresa el ex Presidente Samper y muchísimos articulistas, dirigentes políticos colombianos, igual que muchos gobiernos, dirigentes políticos y analistas de América Latina es que el objetivo evidente de estas bases es mejorar la capacidad estratégica operacional de Estados Unidos y afectar, poniendo una espada de Damocles en una esquina de nuestro continente, el proceso de UNASUR y del Consejo Sudamericano de Defensa”, anotó el funcionario.
Añadió que sería absolutamente ingenuo pensar que una capacidad militar de tal magnitud, como para tener aviones que puedan volar de un punto a otro en 3.500 millas y alcanzar la costa de África, sea solo para el conflicto interno del vecino país.
Estados Unidos y Colombia firmaron un acuerdo de “cooperación” para la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico mediante el cual se instalarán siete bases en los siguientes puntos del país sudamericano: Malambo (Atlántico) Palanquero (en el Magdalena Medio) Apiay (en el Meta) las bases navales de Cartagena y el Pacífico; y el centro de entrenamiento de Tolemaida y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá.
El Ministro mostró su preocupación también por el enorme desarrollo de las fuerzas militares colombianas, que marcan un desequilibrio en comparación con otros países de la región, con la ayuda de EE.UU. “Es un desproporción en toda la región. Y ha sido desarrollada, sobretodo en los últimos diez años con el Plan Colombia que permitió el desarrollo de un enorme capacidad militar, no solamente operativa sino también numérica del Ejército colombiano”.
Ante esto cuestionó: “Si dice el gobierno de Colombia que durante estos años ha logrado triunfos importantes, respecto las FARC, por ejemplo; que han logrado reducir significativamente su capacidad operativa, que de veinte mil efectivos las FARC ahora tienen solo ocho mil ¿cómo es que se explica que ocho mil efectivos no puedan ser controlados por cuatrocientos mil (miembros de la) fuerza militar (que integran el Ejército de Colombia)?”.
