La Superintendencia de Bancos no tiene resultados que mostrar al presidente Rafael Correa. De hecho la autoridad de control tuvo que rendir cuentas sobre el no avance en la liquidación de los bancos que causaron la crisis financiera de 1999.
El presidente Correa llegó antes de las 07:00 para reunirse ayer con la Junta Bancaria. Antes de recibir el informe fue firme con la gestión de la superintendenta Gloria Sabando. La justificó llamándola “querida Gloria” y denunció que aún existen “funcionarios de segundo nivel que obedecen a los intereses de la banca”.
La justificación
La reunión con el Mandatario se extendió por más de tres horas. A su salida Correa insistió en que “mucha gente de la Presidencia y de la Superintendencia de Bancos ha trabajado para la banca”.
Sabando respondió ante la prensa “no pienso que estén los mismos de siempre en mi equipo”. Sin embargo, reconoció que “es verdad que falta compromiso en la mayoría de funcionarios, por los cambios que ha habido y algunos incentivos que han sido eliminados”.
La funcionaria agregó que son 33 instituciones financieras en liquidación (bancos, financieras, mutualistas, etc.), de las cuales sólo siete ya han sido liquidadas (cinco de ellas en gobiernos anteriores) y afirmó que el hueco patrimonial es de 3 mil 500 millones de dólares.
El nudo
El problema de la Superintendencia es que las decisiones para liquidar a los bancos reposan en varias entidades. Entre ellas la Agencia de Garantía de Depósito (AGD), el Banco Central del Ecuador (BCE), la Corporación Financiera Nacional (CFN), el Ministerio de Finanzas y la administración de Justicia.
Sabando pidió mayor compromiso de esta última para que agilite los juicios producto de las quiebras bancarias. “Tenemos 3 mil 500 juicios de coactivas”.
Por lo pronto, Camilo Samán, presidente de la CFN, ofreció establecer un mecanismo para liberar los Certificados de Depósito Reprogramados (CDR). Se trata de papeles que fueron emitidos por los bancos, cuando los depósitos fueron congelados, y que están en poder de la CFN.
La idea de la Corporación es prestar esos papeles para que los interesados adquieran bienes de la AGD. Así, la CFN limpiaría de sus balances los papeles que son considerados como pérdida y los contabilizaría como un crédito. El resultado final sería la mejora en la calificación de su cartera.
A su vez la AGD se deshará de los activos mientras que los bancos cerrados podrán limpiar sus cuentas y por lo tanto pasar a liquidación.
El presidente Correa llegó antes de las 07:00 para reunirse ayer con la Junta Bancaria. Antes de recibir el informe fue firme con la gestión de la superintendenta Gloria Sabando. La justificó llamándola “querida Gloria” y denunció que aún existen “funcionarios de segundo nivel que obedecen a los intereses de la banca”.
La justificación
La reunión con el Mandatario se extendió por más de tres horas. A su salida Correa insistió en que “mucha gente de la Presidencia y de la Superintendencia de Bancos ha trabajado para la banca”.
Sabando respondió ante la prensa “no pienso que estén los mismos de siempre en mi equipo”. Sin embargo, reconoció que “es verdad que falta compromiso en la mayoría de funcionarios, por los cambios que ha habido y algunos incentivos que han sido eliminados”.
La funcionaria agregó que son 33 instituciones financieras en liquidación (bancos, financieras, mutualistas, etc.), de las cuales sólo siete ya han sido liquidadas (cinco de ellas en gobiernos anteriores) y afirmó que el hueco patrimonial es de 3 mil 500 millones de dólares.
El nudo
El problema de la Superintendencia es que las decisiones para liquidar a los bancos reposan en varias entidades. Entre ellas la Agencia de Garantía de Depósito (AGD), el Banco Central del Ecuador (BCE), la Corporación Financiera Nacional (CFN), el Ministerio de Finanzas y la administración de Justicia.
Sabando pidió mayor compromiso de esta última para que agilite los juicios producto de las quiebras bancarias. “Tenemos 3 mil 500 juicios de coactivas”.
Por lo pronto, Camilo Samán, presidente de la CFN, ofreció establecer un mecanismo para liberar los Certificados de Depósito Reprogramados (CDR). Se trata de papeles que fueron emitidos por los bancos, cuando los depósitos fueron congelados, y que están en poder de la CFN.
La idea de la Corporación es prestar esos papeles para que los interesados adquieran bienes de la AGD. Así, la CFN limpiaría de sus balances los papeles que son considerados como pérdida y los contabilizaría como un crédito. El resultado final sería la mejora en la calificación de su cartera.
A su vez la AGD se deshará de los activos mientras que los bancos cerrados podrán limpiar sus cuentas y por lo tanto pasar a liquidación.