domingo, 2 de agosto de 2009

Hezbolá no es nuevo en América Latina

La denuncia realizada el 19 de julio pasado por Dorit Shavit, directora para América Latina de la Cancillería de Israel, en el sentido de que existiría una célula de Hezbolá operando en la frontera entre Venezuela y Colombia activó las alarmas sobre la presencia del grupo radical libanés en la región.

Según Shavit, la llegada de esta facción del grupo islamista a esta parte de América Latina está directamente relacionada al establecimiento de relaciones bilaterales de Irán, quien apoya a esta organización, con países como el Ecuador, Bolivia, Nicaragua y, especialmente, Venezuela.

Sin embargo, la revista argentina Minuto Uno señala que la presencia de Hezbolá en Latinoamérica no es nueva. La publicación recuerda que, en 1992, la Argentina se convirtió en el primer país occidental en sufrir un atentado terrorista propiciado por un grupo radical: ese año, un auto cargado con explosivos impactó contra la Embajada de los EEUU en Buenos Aires, matando a 29 personas e hiriendo a 242.

Dos años más tarde, el 18 de julio de 1994, el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue atacado; unas 85 personas murieron y 300 resultaron heridas. Todo apunta a que Hezbolá estuvo detrás de los ataques.

También, a inicios de la década de 1990, este grupo terrorista estableció células en la frontera que comparten el Brasil, el Paraguay y la Argentina. Desde allí, milicianos de Hezbolá se han dedicado al tráfico de drogas, para financiar a su brazo armado que opera en el Líbano, señala la revista.

De acuerdo con la publicación chilena Capital, la detención en el Brasil, a finales de 2005, de Farouk Omairi, pionero del grupo en la triple frontera, significó un duro golpe para la organización. Durante años, Omairi ejerció liderazgo entre los miembros de la colectividad chiita local.

Cabe recalcar que en esa zona vive una comunidad árabe cercana a las 25 mil personas, sobre la cual recaen sospechas de financiamiento a las actividades de Hezbolá. Incluso, se ha especulado sobre la presencia del grupo Al Qaida de Osama bin Laden.

Venezuela, de marxista a islamista

La sospecha sobre la existencia de Hezbolá en Venezuela gira alrededor de Teodoro Darnott.

Según la web de la organización Paz Digital, Darnott nació en el estado Bolívar (sur) y comenzó a actuar influenciado por la "teología de la liberación", el concepto cristiano-marxista que tuvo amplio desarrollo en la década de los setenta.

Luego fundó el Movimiento Guaicaipuro de Liberación Nacional (MGLN), que proponía una guerrilla indígena al estilo de los zapatistas de México. Darnott también tiene la ciudadanía colombiana y se unió a las FARC.

En algún momento de su vida, este hombre, declarado seguidor del presidente Hugo Chávez, empezó a profesar el Islam y lo mezcló con sus creencias marxistas. Disolvió el MGLN, creó Hezbolá América Latina y su versión local: Hezbolá Venezuela.

Inició la conversión al islamismo de los indios wayúu y guajiros, creando "mujahidines", o guerreros de Alá. Hezbolá Venezuela ha hecho varios llamados para iniciar una "jihad (guerra santa) en América Latina".

De acuerdo a Paz Digital, La Guajira (zona fronteriza entre Colombia y Venezuela) se ha convertido, del lado venezolano, en una zona atractiva para los árabes por su dinámico movimiento comercial. A esto, habría que sumar la facilidad que el Gobierno de Chávez ha dado para que misioneros chiitas lleguen al sector, mientras se deshacía de numerosos misioneros evangélicos, expulsándolos del país tras acusarlos de "espías" y "genocidas".

Por su parte, los libaneses chiitas pasaron de dedicarse solo al comercio a establecer relaciones muy sólidas con su país de origen, enviando el dinero obtenido en sus múltiples ocupaciones en territorio venezolano.

La influencia ha llegado a tal punto que no es extraño mirar a los jóvenes guajireños usando camisetas con consignas a favor de Hezbolá o estudiando el Corán mientras aprenden a usar fusiles rusos Kalachnikov. (CRR)

Breve historia

Hezbolá (Partido de Dios) es una organización libanesa fundada en 1982 como respuesta a la ocupación militar israelí. Esta agrupación, que tiene el apoyo de Siria e Irán, cuenta con un brazo político y otro paramilitar que fue entrenado por Irán. De hecho, el Régimen de los ayatolás es su mayor financista, y sus donaciones llegarían a los $200 millones anuales. Siete países consideran a la organización como terrorista: Australia, el Canadá, Israel, Países Bajos, Reino Unido, la Argentina y los EEUU. Por su parte, la mayoría de los árabes y musulmanes, así como los cristianos del Líbano, consideran a este como un movimiento de resistencia legítimo. (CRR)

"Las acusaciones deben ser probadas por Israel"

En junio de 2005, la Policía del Ecuador desmanteló una banda de narcotraficantes conformada por turcos, argelinos, nigerianos, libaneses, sirios y ecuatorianos. Tras la investigación, se determinó que el dinero obtenido del negocio ilegal estaba destinado a financiar a la guerrilla libanesa Hezbolá.

El 70% de lo obtenido iba para la organización terrorista, mientras que el restante 30% se quedaba en el Ecuador o era enviado a otros carteles de Colombia, el Brasil y los EEUU.

Este ha sido el antecedente más próximo de una posible presencia de Hezbolá en el Ecuador.

Consultado sobre el tema, el analista político Jorge León señala que las acusaciones, como las realizadas por la Cancillería israelí, deben ser probadas por la gravedad que revisten para América Latina. Considera que los más probable es que "como en otras ocasiones, la acusación responda a una estrategia de Israel para desviar la atención", sobre todo porque se encuentra presionado por la comunidad internacional para que reconozca la creación de un Estado palestino.