El capitán de Policía Rommy Vallejo es considerado un fiel ayudante del presidente Rafael Correa. Puertas adentro y afuera de Carondelet, el gendarme es visto como su hombre de confianza, pero en momentos claves ha fallado.
El ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, admitió que Vallejo sí recibió la alerta del ex jefe de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (UIES), Manuel Silva, sobre la investigación que se seguía a Ignacio Chauvín en el caso Ostaiza.
18 meses ha trabajado la Unidad Especial de Inteligencia, creada por el presidente Rafael Correa.
Ese aviso ocurrió en julio de 2008, cuando se emprendió la indagación previa contra los hermanos Jefferson, Édison y Miguel Ostaiza, por tráfico de drogas y su relación con las FARC.
“Hablé con Rommy Vallejo y dijo que sí había recibido esa información. Pero qué tiene que ver que el Gobierno lo sepa. La Fiscalía debe investigar”, dijo.
Desde agosto de 2007, Vallejo lideró la Unidad de Investigaciones de la Presidencia. Llegó a ese puesto tras acompañar por más de dos años a Correa. Primero lo hizo como su edecán en el Ministerio de Economía y después como parte de su seguridad en la campaña presidencial.
En la resolución 114 del Administrador General de la Presidencia, del 14 agosto de 2007, se oficializó a la Unidad de Vallejo. Sus metas fueron identificar los actos de corrupción en el área pública y colaborar con la política anticorrupción dispuesta por Correa.
Para esa tarea, Vallejo reclutó a 36 policías. Ellos no responden ni presentan informes a la Comandancia de la Policía, sino a Carondelet. Tienen libertad de acción a escala nacional. El año pasado, sus miembros realizaron 736 viajes en el país, como lo señalan los archivos de la página web de la Presidencia.
Han participado en indagaciones a miembros del Gobierno, como el ex ministro del Deporte, Raúl Carrión. O en seguir a personajes como el ex diputado César Alonzo, acusado de exigir coimas para aprobar leyes.
Un agente de la UIES confirmó que ayudaron al equipo de Vallejo en el caso del ex ministro Carrión y en trabajos como la investigación a Jaime Toral, detenido por portar armas ilegalmente.
El ministro de Seguridad Interna y Externa, Miguel Carvajal, admitió que Vallejo sí recibió la alerta del ex jefe de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (UIES), Manuel Silva, sobre la investigación que se seguía a Ignacio Chauvín en el caso Ostaiza.
18 meses ha trabajado la Unidad Especial de Inteligencia, creada por el presidente Rafael Correa.
Ese aviso ocurrió en julio de 2008, cuando se emprendió la indagación previa contra los hermanos Jefferson, Édison y Miguel Ostaiza, por tráfico de drogas y su relación con las FARC.
“Hablé con Rommy Vallejo y dijo que sí había recibido esa información. Pero qué tiene que ver que el Gobierno lo sepa. La Fiscalía debe investigar”, dijo.
Desde agosto de 2007, Vallejo lideró la Unidad de Investigaciones de la Presidencia. Llegó a ese puesto tras acompañar por más de dos años a Correa. Primero lo hizo como su edecán en el Ministerio de Economía y después como parte de su seguridad en la campaña presidencial.
En la resolución 114 del Administrador General de la Presidencia, del 14 agosto de 2007, se oficializó a la Unidad de Vallejo. Sus metas fueron identificar los actos de corrupción en el área pública y colaborar con la política anticorrupción dispuesta por Correa.
Para esa tarea, Vallejo reclutó a 36 policías. Ellos no responden ni presentan informes a la Comandancia de la Policía, sino a Carondelet. Tienen libertad de acción a escala nacional. El año pasado, sus miembros realizaron 736 viajes en el país, como lo señalan los archivos de la página web de la Presidencia.
Han participado en indagaciones a miembros del Gobierno, como el ex ministro del Deporte, Raúl Carrión. O en seguir a personajes como el ex diputado César Alonzo, acusado de exigir coimas para aprobar leyes.
Un agente de la UIES confirmó que ayudaron al equipo de Vallejo en el caso del ex ministro Carrión y en trabajos como la investigación a Jaime Toral, detenido por portar armas ilegalmente.
