viernes, 20 de febrero de 2009

EE.UU. evalúa su respuesta a Ecuador


Quito, 20-02-2009. En la Cancillería se percibe como normal el malestar expresado por EE.UU., luego de que un funcionario de su Embajada en Quito fue expulsado por el Ecuador.
Por ello, en el Palacio de Najas se maneja el escenario de que la molestia de Washington no llegará a afectar la relación bilateral o incluso llegar a una ruptura. Esto, a pesar de que ayer el Departamento de Estado señaló que estudia las medidas para responder a la acción ecuatoriana, según la agencia DPA.
Baki pide prudenciaLa presidenta del Parlamento Andino y ex embajadora en EE.UU., Ivonne Baki, pidió cautela tras la expulsión a Mark Sullivan, quien es acusado de interferir en decisiones de la Policía.Baki dijo que en estas decisiones se debe evaluar que en EE.UU. hay un nuevo Gobierno. “Obama quiere tender puentes con todos los países. No creo que sea el momento oportuno de tener esa clase de reacciones que se pueden hacer de forma más discreta”.Sullivan fue expulsado anteayer por condicionar la cooperación de EE.UU. por el cambio de Director de la Unidad de Investigaciones Especiales. El primero en salir fue Armando Astorga por un caso similar.
El razonamiento de la diplomacia ecuatoriana para creer que el roce sea pasajero parte de la primera reacción del Departamento de Estado. Si bien el miércoles ese organismo rechazó y calificó como “poco amigable” la expulsión de su funcionario, también apuntó su deseo de seguir colaborando con el país.
Ese día, su portavoz, Gordon Duguid, señaló que “a pesar de la injustificada acción del Gobierno de Ecuador, seguimos comprometidos con trabajar en colaboración con Ecuador para enfrentar el tráfico de drogas”.
Y ayer, a través de un comunicado, el Departamento de Estado de EE.UU. indicó: “Esperamos que el Gobierno de Ecuador reconsidere sus acciones y vuelva a un diálogo diseñado a potenciar nuestra cooperación en asuntos de importancia mutua y creciente relevancia en la región”.
En ese contexto, el canciller Fander Falconí envió ayer señales de querer dar vuelta a la página de este episodio. En declaraciones recogidas por la agencia AFP, el Jefe de la diplomacia ecuatoriana reconoció que no fue “grata” para la relación bilateral expulsar al funcionario estadounidense, pero que las circunstancias así lo ameritaban.
No obstante, Falconí subrayó que el Ecuador desea construir una relación beneficiosa con el Gobierno de Washington. “Queremos construir una relación sólida y estable con los Estados Unidos, donde los temas de seguridad no sean los únicos que topemos en la agenda”. Por ello, dijo que el diálogo bilateral también debe abordar temas como migración, derechos humanos y combate a la pobreza y a la inequidad.
“Que estos diálogos se los realice bajo un marco de respeto mutuo y cooperación en función de los intereses de los dos países”.
Sin embargo, para analistas de política exterior, la expulsión de Sullivan puede acarrear efectos para el estratégico vínculo entre Carondelet y la Casa Blanca.
Prueba de ello -sostienen los analistas - es la dura reacción del Departamento de Estado, en el que se cuestiona al Ecuador por no haber acudido a todos los canales diplomáticos para solucionar cualquier inquietud.
“Esto es un golpe para los EE.UU. No lo esperaban. Ellos creían que la crisis se iba terminar con (la expulsión de Armando) Astorga y no fue así. Por eso la reacción fue más fuerte”. Ese es el criterio de Grace Jaramillo, quien apunta que hay varios temas de interés para el Ecuador que pueden afectarse si así lo resuelve la administración del presidente Barack Obama.
Entre ellos figura el diálogo bilateral que Quito y Washington habían impulsado a inicios de año, con el objetivo de suscribir un acuerdo de asociación, que incluya capítulos de comercio, diálogo político y cooperación.
La idea es llegar a un acuerdo comercial permanente, que reemplace las preferencias arancelarias andinas (Atpdea), que deben renovarse periódicamente. Las Atpdea para el Ecuador están vigentes hasta finales de 2009, pero en caso de que no se llegue a ese acuerdo de asociación, corren el riesgo de no ser renovadas una vez que venza el plazo.El diplomático Miguel Vasco también coincide en que la reacción de EE.UU. evidencia su molestia por la expulsión y su contenido político. “Lo que ha molestado a Estados Unidos es esa estridencia”.
En efecto, ayer, el Departamento de Estado anunció que baraja las medidas en respuesta y expresó su malestar por la forma en que se dio la expulsión. “Estamos revisando nuestras opciones por el momento”, dijo Gordon Duguid. En ese sentido, EE.UU. aseguró que siempre respondió a las quejas del Ecuador con una actitud de diálogo, que no recibió un trato igual de Quito. Según el Departamento de Estado, la embajadora estadounidense, Heather Hodges, tenía previsto el miércoles reunirse con un alto funcionario de la Cancillería de Exteriores para presentar una propuesta para resolver el problema.
“Lamentablemente, el Gobierno de Ecuador rechazó nuestros esfuerzos para resolver este asunto a través de canales diplomáticos y en su lugar convocó una rueda de prensa y anunció la expulsión de nuestro diplomático”.