Que el Banco Central del Ecuador (BCE) pierda autonomía y pase al poder del Ejecutivo, más que un cambio de directorio, sería un mecanismo de transición para ir hacia la ‘desdolarización’, es la interpretación del analista económico Pablo Dávalos, respecto a la nueva Ley de Régimen Monetario que se aprobó el último jueves en el último día laboral de la Comisión Legislativa.
El argumento es que a partir de la dolarización, la entidad bancaria dejó de actuar como órgano regulador de la política monetaria, en vista que dejó de ser emisor de moneda nacional, por lo que en los últimos años sólo pasó a controlar la tasa de interés y fijar los techos.
Para Dávalos ni siquiera esta última función estaba cumpliendo el BCE: “No hacía nada, pues quienes han estado determinando la tasa de interés han sido los empresarios y la balanza de pagos”, sostiene.
Por esa razón es que el especialista, quien además es catedrático de la Universidad Católica, asegura: “La lectura más acertada es que éste es el inicio de un proceso de ‘desdolarización’. El Gobierno está pensando salir de la dolarización porque quiere controlar el BCE como un mecanismo para recuperar la emisión monetaria”.
“Es la explicación más factible y la más evidente. El Gobierno quiere controlar el banco (Central) para volver a controlar la oferta monetaria, que sólo puede ser posible recuperando la emisión de moneda”, expone, a lo que agrega, “de lo contrario no tiene ningún sentido mantener el banco.
Con un directorio conformado por los ministros coordinadores de la política económica y de la producción, además de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, el Ejecutivo tendría en su poder la política monetaria.
Así se resolverían los problemas de déficit que presenta la caja fiscal. En lugar de seguir adquiriendo más deudas, se vendería la minería o el petróleo.
Mauricio Pareja, ex gerente del BCE, es más alentador. No considera que se quiera ‘desdolarizar’ al país, sino más bien dice que se trata de politizar al organismo. “El Ejecutivo quiere tener más incidencia en el orden que maneja el banco, que se supone debe ser imparcial, crítico y evaluador”, añade.
En cambio, Rodrigo Espinosa, analista económico, tiene otra preocupación. “El directorio estará conformado por gente que no es experta en política monetaria. Esto es negativo porque el rol del banco es muy importante, administra la tasa de interés”.
El argumento es que a partir de la dolarización, la entidad bancaria dejó de actuar como órgano regulador de la política monetaria, en vista que dejó de ser emisor de moneda nacional, por lo que en los últimos años sólo pasó a controlar la tasa de interés y fijar los techos.
Para Dávalos ni siquiera esta última función estaba cumpliendo el BCE: “No hacía nada, pues quienes han estado determinando la tasa de interés han sido los empresarios y la balanza de pagos”, sostiene.
Por esa razón es que el especialista, quien además es catedrático de la Universidad Católica, asegura: “La lectura más acertada es que éste es el inicio de un proceso de ‘desdolarización’. El Gobierno está pensando salir de la dolarización porque quiere controlar el BCE como un mecanismo para recuperar la emisión monetaria”.
“Es la explicación más factible y la más evidente. El Gobierno quiere controlar el banco (Central) para volver a controlar la oferta monetaria, que sólo puede ser posible recuperando la emisión de moneda”, expone, a lo que agrega, “de lo contrario no tiene ningún sentido mantener el banco.
Con un directorio conformado por los ministros coordinadores de la política económica y de la producción, además de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, el Ejecutivo tendría en su poder la política monetaria.
Así se resolverían los problemas de déficit que presenta la caja fiscal. En lugar de seguir adquiriendo más deudas, se vendería la minería o el petróleo.
Mauricio Pareja, ex gerente del BCE, es más alentador. No considera que se quiera ‘desdolarizar’ al país, sino más bien dice que se trata de politizar al organismo. “El Ejecutivo quiere tener más incidencia en el orden que maneja el banco, que se supone debe ser imparcial, crítico y evaluador”, añade.
En cambio, Rodrigo Espinosa, analista económico, tiene otra preocupación. “El directorio estará conformado por gente que no es experta en política monetaria. Esto es negativo porque el rol del banco es muy importante, administra la tasa de interés”.