El Papa Benedicto XVI, que afronta una de las crisis más graves de su pontificado por un escándalo de abuso sexual que afecta a la Iglesia católica, dijo ayer en la misa del Domingo de Ramos que su fe le daría el coraje para no verse intimidado por las críticas.
El pontífice de 82 años encabezó la misa frente a cientos de miles de personas en la Plaza de San Pedro ayer, en el comienzo de las actividades de Semana Santa que conmemoran los últimos días de vida de Jesús.
Aunque no mencionó directamente el escándalo de abuso sexual contra menores causado por sacerdotes, partes de su sermón podrían ser aplicables a la crisis que él y su Iglesia están enfrentando.
El líder católico dijo que la fe en Dios ayuda a llevarlo a uno “hacia el coraje de no permitir verse intimidado por el chisme mezquino de opinión dominante”.
Un fiel leyó pidiendo a Dios que ayude “a la juventud y a aquellos que trabajan para educarlos y protegerlos”, lo cual según Radio del Vaticano buscaba “resumir los sentimientos de la Iglesia en este difícil momento en el cual se enfrenta a la plaga de la pedofilia”.
El diario The New York Times asegura que cuando era el prefecto del ex Santo Oficio, Ratzinger encubrió a un sacerdote estadounidense acusado de abusar sexualmente de unos 200 menores sordos y en la década de los años ochenta, cuando era arzobispo de Múnich, autorizó que un sacerdote pederasta que había sido expulsado por ese motivo de la ciudad alemana de Essen ejerciera en la capital bávara.
Mientras el escándalo ha convulsionado a la Iglesia en Estados Unidos y Europa, el Vaticano ha adoptado una postura a la defensiva, atacando a la prensa por lo que llamó un “poco ennoblecedor intento” por difamar al papa Benedicto XVI y a sus principales asesores “a cualquier costo”.
Sin embargo, el sábado, el portavoz jefe del Vaticano reconoció que la respuesta de la Iglesia ante los casos de abuso sexual de sacerdotes es crucial para su credibilidad y que estos deben “reconocerse y ser reparados” incluso en incidentes ocurridos hace décadas.
“La naturaleza de este problema está obligada a atraer la atención de la prensa y la forma en que la Iglesia responda es crucial para su credibilidad moral”, dijo el portavoz jefe del Vaticano, padre Federico Lombardi, a Radio Vaticano.
Aunque los casos citados sucedieron hace muchos años, “incluso hace décadas, reconocerlos y hacer reparaciones a las víctimas es el precio para restablecer la justicia y mirar hacia el futuro con renovado vigor, humildad y confianza”, agregó Lombardi.
El Vaticano ha negado cualquier encubrimiento en el abuso de 200 niños sordos por parte del reverendo Lawrence Murphy desde la década de los cincuenta a la de los sesenta.
El pontífice de 82 años encabezó la misa frente a cientos de miles de personas en la Plaza de San Pedro ayer, en el comienzo de las actividades de Semana Santa que conmemoran los últimos días de vida de Jesús.
Aunque no mencionó directamente el escándalo de abuso sexual contra menores causado por sacerdotes, partes de su sermón podrían ser aplicables a la crisis que él y su Iglesia están enfrentando.
El líder católico dijo que la fe en Dios ayuda a llevarlo a uno “hacia el coraje de no permitir verse intimidado por el chisme mezquino de opinión dominante”.
Un fiel leyó pidiendo a Dios que ayude “a la juventud y a aquellos que trabajan para educarlos y protegerlos”, lo cual según Radio del Vaticano buscaba “resumir los sentimientos de la Iglesia en este difícil momento en el cual se enfrenta a la plaga de la pedofilia”.
El diario The New York Times asegura que cuando era el prefecto del ex Santo Oficio, Ratzinger encubrió a un sacerdote estadounidense acusado de abusar sexualmente de unos 200 menores sordos y en la década de los años ochenta, cuando era arzobispo de Múnich, autorizó que un sacerdote pederasta que había sido expulsado por ese motivo de la ciudad alemana de Essen ejerciera en la capital bávara.
Mientras el escándalo ha convulsionado a la Iglesia en Estados Unidos y Europa, el Vaticano ha adoptado una postura a la defensiva, atacando a la prensa por lo que llamó un “poco ennoblecedor intento” por difamar al papa Benedicto XVI y a sus principales asesores “a cualquier costo”.
Sin embargo, el sábado, el portavoz jefe del Vaticano reconoció que la respuesta de la Iglesia ante los casos de abuso sexual de sacerdotes es crucial para su credibilidad y que estos deben “reconocerse y ser reparados” incluso en incidentes ocurridos hace décadas.
“La naturaleza de este problema está obligada a atraer la atención de la prensa y la forma en que la Iglesia responda es crucial para su credibilidad moral”, dijo el portavoz jefe del Vaticano, padre Federico Lombardi, a Radio Vaticano.
Aunque los casos citados sucedieron hace muchos años, “incluso hace décadas, reconocerlos y hacer reparaciones a las víctimas es el precio para restablecer la justicia y mirar hacia el futuro con renovado vigor, humildad y confianza”, agregó Lombardi.
El Vaticano ha negado cualquier encubrimiento en el abuso de 200 niños sordos por parte del reverendo Lawrence Murphy desde la década de los cincuenta a la de los sesenta.