Cientos de edificios prestigiosos como la Torre Eiffel, la Ciudad Prohibida o el Cristo Redentor, quedarán a oscuras el sábado durante la Hora del Planeta, una operación para promover la lucha contra el calentamiento climático en la que participarán millones de personas.
Esta cuarta edición, que se celebra tres meses después del fracaso de la cumbre sobre el clima de Copenhague, promete ser la más seguida con 125 países participantes frente a los 88 del año pasado, anunciaron los organizadores.
"La acogida dada a la Hora del Planeta fue inmensa. La tasa de respuesta es muy superior al año pasado", afirmó con satisfacción el fundador del movimiento, Andy Ridley.
"Se supone que la operación Hora del Planeta traspasará las fronteras geográficas y económicas", agregó.
El movimiento nació en Sídney en 2007 cuando 2,2 millones de personas permanecieron a oscuras durante 60 minutos para sensibilizar a la opinión pública sobre el consumo excesivo de electricidad y la contaminación por dióxido de carbono.
Organizada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), la operación, también conocida como la Hora de la Tierra, adquirió una dimensión mundial en 2008 y el sábado a las 20h30 locales (09H30 GMT) más de 1.200 edificios apagarán sus luces.
Muchas multinacionales como Google, Coca Cola, Hilton, McDonalds, Canon, HSBC o IKEA se han apuntado al apagón por el bien del planeta.
Sídney será, por la diferencia horaria, la primera en sumergir en la oscuridad varios edificios, con el apagado de las luces de la Ópera. Le seguirán otros monumentos prestigiosos como las Pirámides de Egipto, el Cristo Redentor de Rio de Janeiro, la Catedral de Lima, la Puerta de Alcalá de Madrid, la Fontana de Trevi en Italia o la Torre Eiffel de París.
Numerosas ciudades de España y de América Latina se han sumado a la operación.
En Pekín, la Ciudad Prohibida y el emblemático Nido de Pájaro, estadio de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, también quedarán a oscuras. Estos apagones adquieren un significado especial en este país, símbolo de un crecimiento económico fulgurante acompañado de una contaminación tal que ostenta el título de mayor contaminante del planeta.
En Japón, el Memorial de la Paz de Hiroshima participará en la operación mientras que los grupos Sony, Sharp y Asahi cortarán el alumbrado en Tokio.
En Dubái, Burj Khalifa, la torre más alta del mundo, se sumirá en la oscuridad.
En diciembre, la Conferencia de Copenhague, bajo la égida de la ONU, desembocó en un acuerdo de mínimos entre 30 países, de los 192 participantes.
El acuerdo fija como objetivo limitar a dos grados la subida media de la temperatura del planeta, pero es impreciso sobre cómo se conseguirá al no cifrar objetivos a corto plazo (2020) ni a medio (2050).
Los grandes países en desarrollo como China e India se niegan a aceptar obligaciones vinculantes y consideran que los objetivos de los países industrializados están muy lejos de su responsabilidad en la contaminación del planeta.
Esta cuarta edición, que se celebra tres meses después del fracaso de la cumbre sobre el clima de Copenhague, promete ser la más seguida con 125 países participantes frente a los 88 del año pasado, anunciaron los organizadores.
"La acogida dada a la Hora del Planeta fue inmensa. La tasa de respuesta es muy superior al año pasado", afirmó con satisfacción el fundador del movimiento, Andy Ridley.
"Se supone que la operación Hora del Planeta traspasará las fronteras geográficas y económicas", agregó.
El movimiento nació en Sídney en 2007 cuando 2,2 millones de personas permanecieron a oscuras durante 60 minutos para sensibilizar a la opinión pública sobre el consumo excesivo de electricidad y la contaminación por dióxido de carbono.
Organizada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), la operación, también conocida como la Hora de la Tierra, adquirió una dimensión mundial en 2008 y el sábado a las 20h30 locales (09H30 GMT) más de 1.200 edificios apagarán sus luces.
Muchas multinacionales como Google, Coca Cola, Hilton, McDonalds, Canon, HSBC o IKEA se han apuntado al apagón por el bien del planeta.
Sídney será, por la diferencia horaria, la primera en sumergir en la oscuridad varios edificios, con el apagado de las luces de la Ópera. Le seguirán otros monumentos prestigiosos como las Pirámides de Egipto, el Cristo Redentor de Rio de Janeiro, la Catedral de Lima, la Puerta de Alcalá de Madrid, la Fontana de Trevi en Italia o la Torre Eiffel de París.
Numerosas ciudades de España y de América Latina se han sumado a la operación.
En Pekín, la Ciudad Prohibida y el emblemático Nido de Pájaro, estadio de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008, también quedarán a oscuras. Estos apagones adquieren un significado especial en este país, símbolo de un crecimiento económico fulgurante acompañado de una contaminación tal que ostenta el título de mayor contaminante del planeta.
En Japón, el Memorial de la Paz de Hiroshima participará en la operación mientras que los grupos Sony, Sharp y Asahi cortarán el alumbrado en Tokio.
En Dubái, Burj Khalifa, la torre más alta del mundo, se sumirá en la oscuridad.
En diciembre, la Conferencia de Copenhague, bajo la égida de la ONU, desembocó en un acuerdo de mínimos entre 30 países, de los 192 participantes.
El acuerdo fija como objetivo limitar a dos grados la subida media de la temperatura del planeta, pero es impreciso sobre cómo se conseguirá al no cifrar objetivos a corto plazo (2020) ni a medio (2050).
Los grandes países en desarrollo como China e India se niegan a aceptar obligaciones vinculantes y consideran que los objetivos de los países industrializados están muy lejos de su responsabilidad en la contaminación del planeta.