lunes, 23 de noviembre de 2009

Pro forma 2010 y crecimiento, frágil alianza

La Pro forma de 2010 estima sus ingresos tributarios en función de una tasa de crecimiento de la economía de 6,8 %, magnitud distante de un entorno que la haga posible. La inversión privada decreció, de 22% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2006 al 16% del PIB en 2008, y el ambiente continuará adverso. Remesas, consumo, exportaciones no petroleras, crédito, importaciones y flujo de capitales tendrán una débil evolución.

Se espera sostener el crecimiento en la inversión pública en vialidad, construcción, proyectos hidroeléctricos, nueva refinería, más producción y exportación de petróleo. Deseos de difícil concreción, de largo aliento y que dependen de créditos y otros factores. Si se ejecutan en parte, poco ayudarán a crear empleos permanentes y obtener más rentas tributarias para el Fisco.

Los $6 678 millones presupuestados para inversión no son tales en alto porcentaje y tendrán dificultades para realizarse. Unos $2 000 millones son gasto corriente de organismos seccionales, autónomos y otros; y gastos en vehículos, maquinarias, equipo, etc. Unos $2 500 millones dependen de deudas interna y externa. Como el gasto corriente es inflexible y no se cubre con tributos, la inversión se recortará si estos o la renta petrolera son menores.

En este escenario, es poco probable esperar más recaudos vía crecimiento.

Se acude entonces a una nueva reforma tributaria que extraerá dólares de personas y empresas y aumentará el desempleo y el subempleo. Si la expansión del gasto público no se contiene, llegará un momento en que la tributación, las nuevas deudas, las reservas del Banco Central del Ecuador y el petróleo no podrán sostenerlo. El ajuste será doloroso para quien lo enfrente y santificará a quien lo incubó con malas políticas.