domingo, 22 de noviembre de 2009

La vida secreta de Fidel Castro


El 27 de julio de 2006 Fidel Castro fue operado de urgencia debido a una grave enfermedad intestinal. Hasta ese momento la vida íntima del líder comunista era un gran misterio, pero a partir de entonces su salud y su intimidad adquirieron el rango de “secreto de Estado”. Castro jamás volvió a aparecer en público y en febrero de 2008 renunció definitivamente a sus cargos.

En la jerga de la seguridad cubana, Punto Cero es el nombre para designar el lugar de residencia de Fidel Castro. En este complejo, situado en los terrenos del antiguo campo de golf Jaimanitas, hay una guarnición militar y hasta una pequeña granja de autoconsumo, además de la vivienda familiar de Castro y varias casas que ahora habitan algunos de sus hijos.

Desde hace décadas vive aquí con su mujer, la maestra Dalia Soto del Valle, con quien tiene cinco hijos (Antonio, Alejandro, Álex, Alexis y Ángel).

La casa es cómoda y funcional, pero no lujosa. Tiene 2 plantas, 4 cuartos, un salón luminoso y posee un agradable soportal que da a un amplio jardín donde hay una pequeña piscina, un estanque y un primitivo parque infantil. Hasta que enfermó este lugar estuvo reservado exclusivamente a la familia, un concepto que más o menos incluye esposa, hijos, nueras, nietos, escoltas y poco más. Ni siquiera los sobrinos ni hermanos del Comandante eran visitas frecuentes, y menos aún los amigos extranjeros. Alguna la vez lo visitó aquí el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, pero antes ni íntimos como Gabriel García Márquez tenían las puertas abiertas.

Todo empezó a cambiar después de la crisis de diverticulitis que sufrió el Comandante. Se sabe que debido a errores médicos iniciales y a complicaciones diversas estuvo meses entre la vida y la muerte.

“Tuvo que someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas, y su proceso de recuperación fue traumático y muy lento”, cuenta un médico cubano.

Diversas fuentes aseguran que pasó alrededor de 2 años hospitalizado, la mayor parte del tiempo en dependencias del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), un moderno y bien equipado hospital que queda cerca de Punto Cero.

Las instalaciones del Cimeq fueron su hogar y centro de trabajo durante largo tiempo. Allí escribió su primer artículo de prensa, el 28 de marzo de 2007, sobre “la idea siniestra de convertir los alimentos en combustible”. Esa reflexión fue el comienzo de una larga saga de opiniones públicas -lleva escritas alrededor de 300- que constituyen el cordón umbilical que lo unen a su país y al mundo.

Durante meses Castro recibió en el hospital a presidentes y dignatarios extranjeros, amigos y colaboradores; también allí, el 18 de febrero de 2008, redactó el histórico mensaje en el que anunció que renunciaba a ser reelecto presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. La decisión abrió el camino de la presidencia a su hermano Raúl. Al regresar a su casa, hace alrededor de un año, las medidas de seguridad se flexibilizaron. Castro empezó a recibir visitas en su hogar, en un ambiente familiar, acompañado de su esposa, hijos y nietos. En marzo invitó al sociólogo argentino Atilio Borón. A fines de agosto estuvo el cineasta Oliver Stone para rodar un nuevo documental sobre el líder cubano -el tercero-, que será emitido por la cadena HBO. Un mes después recibió al documentalista estadounidense Saúl Landau, quien después del encuentro reveló que Castro sigue con pasión las noticias de la actualidad mundial, lee vorazmente, mira la televisión “de manera selectiva” y está contento por haber abandonado la política.

“Fidel recibe en su casa a más gente de la que sale en la prensa”, señala una persona enterada de los movimientos de Punto Cero. “Lo que ocurre es que no se le da publicidad por razones de discreción y de deferencia con los visitantes”. Un ejemplo es el del presidente de Chipre, Demetris Christofias, que visitó La Habana en septiembre. La prensa cubana informó de las conversaciones oficiales que sostuvo con Raúl Castro, pero no de la entrevista que tuvo con Fidel en su residencia, el 29 de septiembre.

Las reuniones de Castro con dignatarios y amigos extranjeros son cada vez más frecuentes, pero aun así solo representan “pequeños momentos” en su rutina, señalan las fuentes. A sus 83 años, hace ejercicio cada mañana como parte de su rehabilitación pero también por mantener la forma física. Raúl Castro ha dicho que su hermano dedica dos horas diarias al ejercicio físico.

Borón recuerda que lo recibió a principios de marzo con pantalón corto azul y chaqueta de chándal deportivo. “Se le veían piernas muy robustas”, lo que a su juicio era una demostración de que estaba ‘siendo muy disciplinado en los ejercicios de su recuperación”.

Otro rito matinal es la lectura de información de prensa, que incluye todo lo que se publica en el mundo sobre Cuba, más las principales noticias de actualidad, organizadas por secciones o atendiendo a sus intereses en cada momento. “Fidel debe ser una de las personas mejor informadas del mundo”, ha contado García Márquez, quien el año pasado compartió una larga comida con su viejo amigo.

Castro tiene a su servicio un equipo que se encarga de proporcionarle documentación sobre los más disímiles temas, desde materias como el cambio climático a cuestiones muy precisas sobre política interna de EE.UU.. También, si un libro de reciente aparición le interesa y aún no ha sido traducido al castellano, hay un equipo de traductores a su disposición.

Saul Landau es quizás quien mejor ha descrito el ambiente en la casa de Fidel. Cuenta el cineasta que llegó a Punto Cero “por un camino exuberante de flora tropical verde” y que en la casa aguardaban junto a Castro “muchachos de entre 8 y veintitantos años “nietos y algunos adultos, incluyendo a su hijo menor y a su esposa Dalia”. El cineasta quedó impresionado por el sistema de trabajo de Castro. “Nos mostró ordenadas pilas de libros, revistas y periódicos”, también libretas con apuntes ordenadas por temas y perfectamente clasificadas. Cuando lo visitó trabajaba con un libro del premio Nobel de Economía Paul Krugman. También le dijo que se había leído todo lo escrito por Barack Obama y le enseñó un ejemplar de sus memorias Los sueños de mi padre (1995), en una edición en español de la editorial Debate.

Landau refiere que tenía el ejemplar subrayado y con notas al margen en casi todas sus páginas. “Obama es conmovedor y también puede ser irónico”, le dijo, para después añadir: es “un hombre que muestra gran inteligencia, con el don de la escritura y evidentemente buenos valores”. Landau hizo una pausa en la charla para ir al baño. “En el camino vi el comedor, amueblado con gusto, pero sin señales de pompa o lujo”, cuenta.

Similar impresión le causó al argentino Atilio Borón, que encontró a Castro feliz y relajado por no estar en el poder. Cuando se vieron acababan de ser defenestrados el ex vicepresidente Carlos Lage y el ex canciller Felipe Pérez Roque. Fue Castro el que sacó el tema: “Esos funcionarios ilusionaron al enemigo externo. Habló de errores, a veces producto de excesivas ambiciones políticas o impaciencia...”. Pero, ¿realmente ha abandonado la política activa? Algunos lo dudan.