jueves, 27 de enero de 2011

Desde junio refinaban pasta de coca en Playas

PLAYAS, Guayas. 500 kilos de clorhidrato de cocaína al mes podría procesar el laboratorio de droga descubierto por la Policía cerca de la población de San Antonio, en la vía Guayaquil-Playas. La droga al parecer provenía de Perú.
La Policía Antinarcóticos informó que es el primer laboratorio clandestino de procesamiento de droga encontrado en lo que va del año. El alcaloide era enviado a Europa en latas de atún.
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La Policía Antinarcóticos informó que es el primer laboratorio clandestino de procesamiento de droga encontrado en lo que va del año. El alcaloide era enviado a Europa en latas de atún.

Plantaciones de maracuyá y papaya le sirvieron de camuflaje durante ocho meses a una organización de narcotraficantes que había instalado un laboratorio de refinamiento de droga en el cantón Playas, en la provincia del Guayas.

El sitio está ubicado a 200 metros de la vía que une a las comunas San Antonio y San Miguel del Morro, a un kilómetro, aproximadamente, de la base militar San Antonio.

Pese a la cercanía con la carretera, era difícil divisar el laboratorio. No obstante, la entrada inusual de vehículos y la llegada de extranjeros alertó a los investigadores policiales que conocieron del caso por llamadas a la Jefatura Antinarcóticos del Guayas a través del 1800-Drogas (376427).

Según el coronel Edmundo Mera, jefe nacional Antinarcóticos, se presume que el laboratorio venía funcionando desde el mes de junio pasado y que al mes se refinaban 500 kilos de pasta de cocaína.

El alcaloide, informó Mera, era traído desde Perú y con la ayuda de precursores químicos transformaban la pasta en base de cocaína y luego en clorhidrato de cocaína.

En el allanamiento realizado la madrugada del pasado lunes, se decomisaron 295 kilos de clorhidrato de cocaína.

En la acción policial, denominada Desierto Blanco, fueron detenidos los colombianos Hermes Muñoz Hoyos, de 41 años; Bladimir Gallardo Silva, de 26; José Noraldo Cabrera Cabrera, de 26; y Segundo Gerardo Ruiz Ñañez, de 30, y el ecuatoriano Joe Byron Reyes Borbor, de 22.

Pero este último, quien es taxista, fue liberado tras la audiencia de formulación de cargos, porque se comprobó que solo había realizado una carrera a uno de los extranjeros.

La Policía informó que los detenidos intentaron escapar en un auto Chevrolet Aveo, de placa GRY-4402, y que en la huida dispararon a los uniformados.

Tras una inspección en el campamento se descubrió una construcción similar a un galpón con cinco compartimentos: dos con siete literas rústicas, colchones y toldos, uno con un mesón de tablas para empacar la droga, la cocina (había víveres) y una especie de sala.

A 10 metros de esta edificación hay un hueco de dos metros de largo, uno de ancho y tres de profundidad, que, al parecer, era usado para incinerar objetos y documentos que comprometan la identificación de la organización delictiva.

Al final de un sendero de aproximadamente 100 metros estaba ubicada una bodega de caña y palos, donde se encontraron tanques con gasolina, ácido sulfúrico y sacos de permanganato de potasio. Este último, según un agente experto en químicos, que pidió la reserva de su nombre, “es usado para blanquear la droga y eliminar las impurezas”.

El coronel Freddy Ramos, jefe antinarcóticos del Guayas, indicó que en el laboratorio se encontraron municiones de fusiles HK, que están siendo investigadas para determinar su procedencia. También se hallaron equipos de comunicación.

Mera dijo que el campamento había sido acondicionado para albergar a unas 25 personas. En el sitio también se halló una caleta que era usada para acopiar la droga, pero durante la incursión policial estaba vacía.

Mera informó que el destino final de la droga era el mercado de Europa, adonde la enviaban camuflada en latas de atún. El procesamiento mensual estaba valorado en $ 5 millones.