El Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) compró con dineros provenientes de los fondos de reserva de los afiliados bonos del Estado por $ 120 millones, en noviembre pasado.
Se trata de una operación polémica, pues en el artículo 4 del reglamento de inversiones del Biess (resolución 2008 748), emitido por la Superintendencia de Bancos, se establece que las inversiones de fondos de reserva serán solo para colocaciones a corto plazo; y, sin embargo, se compraron los bonos correspondientes a la Resolución 035, emitidos por el Ministerio de Finanzas a diez años.
Adicionalmente, la compra de esos bonos se dio en un momento en el cual el Biess no tenía disponibles los recursos suficientes en el fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), que por su naturaleza es el más adecuado para realizar esas colocaciones a largo plazo.
La aprobación de la operación se dio el 25 de noviembre, a través de una reunión virtual, en la que el directorio del Banco autorizó una reforma a una resolución del 10 de noviembre y así se logró introducir “un pacto de recompra a un año (360 días)”, por parte del Gobierno, supuestamente asegurando el pago en corto plazo.
Se trata de un mecanismo de compra “un tanto forzado” para no caer en una ilegalidad, opinó el ex miembro del Consejo Directivo del Seguro Social Manuel Vivanco.
El problema, según Vivanco, es que “por más juramento de recompra que exista, todo estará supeditado a la disponibilidad de recursos en el momento de pagar”. Para el ex funcionario una gestión correcta de las inversiones debe hacerse con apego a la función de cada uno de los fondos que maneja el Biess, a fin de que no haya brechas en cuanto al tiempo.
En la misma línea, la asambleísta Nivea Vélez (ARE) explicó que pese al pacto de recompra, lo que se demuestra con este comportamiento es que –sin haber suficientes recursos en los otros fondos– se vio obligado a recurrir de manera emergente al fondo de reserva que está destinado a otro tipo de inversiones, como los quirografarios. Para Vélez se trató de una compra apresurada ante la urgencia de pagos que debía hacer el Gobierno, con lo que queda claro que el Biess está siendo utilizado como caja chica, dijo.
De acuerdo con el informe de la Gerencia de Riesgos, en el flujo de caja estimado del Biess, a noviembre del 2010, “las obligaciones que tendrían los fondos previsionales de largo plazo como el IVM superarían las disponibilidades, en tanto que los fondos de corto plazo como los de Reserva tendrían recursos para soportar una demanda adicional”.
En el informe de riesgos también se considera que el 6,5% de rendimiento de esta inversión es menor al de la rentabilidad del portafolio (exceptuando los depósitos en el Banco Central), que llega al 7,6%; aunque es mayor que lo que están pagando la Corporación Financiera Nacional (CFN) y el Banco del Estado –BEDE– (6,3%).
También se explica que no se espera que exista una demanda adicional de créditos quirografarios (que pueden ser entregados de los fondos de reserva), por lo que existiría el riesgo de que al no colocar en el Gobierno, el dinero se quede en el Central a un rendimiento de 0,2%.
Se trata de una operación polémica, pues en el artículo 4 del reglamento de inversiones del Biess (resolución 2008 748), emitido por la Superintendencia de Bancos, se establece que las inversiones de fondos de reserva serán solo para colocaciones a corto plazo; y, sin embargo, se compraron los bonos correspondientes a la Resolución 035, emitidos por el Ministerio de Finanzas a diez años.
Adicionalmente, la compra de esos bonos se dio en un momento en el cual el Biess no tenía disponibles los recursos suficientes en el fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), que por su naturaleza es el más adecuado para realizar esas colocaciones a largo plazo.
La aprobación de la operación se dio el 25 de noviembre, a través de una reunión virtual, en la que el directorio del Banco autorizó una reforma a una resolución del 10 de noviembre y así se logró introducir “un pacto de recompra a un año (360 días)”, por parte del Gobierno, supuestamente asegurando el pago en corto plazo.
Se trata de un mecanismo de compra “un tanto forzado” para no caer en una ilegalidad, opinó el ex miembro del Consejo Directivo del Seguro Social Manuel Vivanco.
El problema, según Vivanco, es que “por más juramento de recompra que exista, todo estará supeditado a la disponibilidad de recursos en el momento de pagar”. Para el ex funcionario una gestión correcta de las inversiones debe hacerse con apego a la función de cada uno de los fondos que maneja el Biess, a fin de que no haya brechas en cuanto al tiempo.
En la misma línea, la asambleísta Nivea Vélez (ARE) explicó que pese al pacto de recompra, lo que se demuestra con este comportamiento es que –sin haber suficientes recursos en los otros fondos– se vio obligado a recurrir de manera emergente al fondo de reserva que está destinado a otro tipo de inversiones, como los quirografarios. Para Vélez se trató de una compra apresurada ante la urgencia de pagos que debía hacer el Gobierno, con lo que queda claro que el Biess está siendo utilizado como caja chica, dijo.
De acuerdo con el informe de la Gerencia de Riesgos, en el flujo de caja estimado del Biess, a noviembre del 2010, “las obligaciones que tendrían los fondos previsionales de largo plazo como el IVM superarían las disponibilidades, en tanto que los fondos de corto plazo como los de Reserva tendrían recursos para soportar una demanda adicional”.
En el informe de riesgos también se considera que el 6,5% de rendimiento de esta inversión es menor al de la rentabilidad del portafolio (exceptuando los depósitos en el Banco Central), que llega al 7,6%; aunque es mayor que lo que están pagando la Corporación Financiera Nacional (CFN) y el Banco del Estado –BEDE– (6,3%).
También se explica que no se espera que exista una demanda adicional de créditos quirografarios (que pueden ser entregados de los fondos de reserva), por lo que existiría el riesgo de que al no colocar en el Gobierno, el dinero se quede en el Central a un rendimiento de 0,2%.