En caso de que no hubiera la suficiente demanda en el mercado de valores, el Gobierno tiene previsto un plan B para la negociación de los $ 1.515,3 millones en bonos, que emitió a mediados de este mes.
Así lo estipula el informe de emisión suscrito por la subsecretaria de Crédito Público, Madeleine Abarca, en el que se establece que además de una subasta serializada (que sirvió para negociar los bonos con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS) pueden existir operaciones de reporto bursátil.
Esta forma de negociación podría servir cuando no existan interesados en los bonos de deuda interna de largo plazo y los ejecutores de los proyectos que financian esta emisión necesiten dinero para el pago de sus compromisos, indica el documento.
Aunque al momento el IESS adquirió $ 550 millones y otros sectores han hecho compras marginales, según el informe, se podrían hacer ventas temporales de los valores de renta fija y variable, con el compromiso de que el Gobierno los vuelva a adquirir en el plazo de 180 días.
El Gobierno apuntaría, con esta figura, a conseguir el dinero que se encuentra ocioso en la banca pública para financiar su presupuesto.
De acuerdo a la ministra coordinadora de Política Económica, Katiuska King, la banca pública ha recibido $ 545 millones, de los cuales se han colocado $ 396 millones. Es decir, hay unos $ 149 millones aún ociosos. Sin embargo, el plan aprobado por el Banco Central (BCE) es dar a la banca $ 845 millones en total.
Dichos recursos fueron “repatriados” de la Reserva Internacional de Libre Disponibilidad (RILD) para que la banca pública financie proyectos productivos.
Para Marcos López, ex miembro del directorio del BCE, la idea de financiar la producción nacional se dejaría de cumplir, dado que el dinero iría a las arcas fiscales a financiar el presupuesto y los atrasos.
Existe otra fórmula de negociación estipulada en la emisión de bonos que es la de cupones de capital o intereses. En este sentido se plantea una figura en la que se negocia una parte del bono y se consigue liquidez.
Según López, la aplicación de ambas fórmulas es antitécnica, porque se supone que estos bonos fueron concebidos para financiar planes a largo plazo.
Otra alternativa es de negociaciones directas, sin pasar por alguna Bolsa de Valores, con lo que se ahorraría el pago de una comisión.
Fuentes del Ministerio de Finanzas comentaron que esta última opción sería la de menores posibilidades, puesto que las autoridades quieren impulsar la imagen de alta transparencia.
Así lo estipula el informe de emisión suscrito por la subsecretaria de Crédito Público, Madeleine Abarca, en el que se establece que además de una subasta serializada (que sirvió para negociar los bonos con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS) pueden existir operaciones de reporto bursátil.
Esta forma de negociación podría servir cuando no existan interesados en los bonos de deuda interna de largo plazo y los ejecutores de los proyectos que financian esta emisión necesiten dinero para el pago de sus compromisos, indica el documento.
Aunque al momento el IESS adquirió $ 550 millones y otros sectores han hecho compras marginales, según el informe, se podrían hacer ventas temporales de los valores de renta fija y variable, con el compromiso de que el Gobierno los vuelva a adquirir en el plazo de 180 días.
El Gobierno apuntaría, con esta figura, a conseguir el dinero que se encuentra ocioso en la banca pública para financiar su presupuesto.
De acuerdo a la ministra coordinadora de Política Económica, Katiuska King, la banca pública ha recibido $ 545 millones, de los cuales se han colocado $ 396 millones. Es decir, hay unos $ 149 millones aún ociosos. Sin embargo, el plan aprobado por el Banco Central (BCE) es dar a la banca $ 845 millones en total.
Dichos recursos fueron “repatriados” de la Reserva Internacional de Libre Disponibilidad (RILD) para que la banca pública financie proyectos productivos.
Para Marcos López, ex miembro del directorio del BCE, la idea de financiar la producción nacional se dejaría de cumplir, dado que el dinero iría a las arcas fiscales a financiar el presupuesto y los atrasos.
Existe otra fórmula de negociación estipulada en la emisión de bonos que es la de cupones de capital o intereses. En este sentido se plantea una figura en la que se negocia una parte del bono y se consigue liquidez.
Según López, la aplicación de ambas fórmulas es antitécnica, porque se supone que estos bonos fueron concebidos para financiar planes a largo plazo.
Otra alternativa es de negociaciones directas, sin pasar por alguna Bolsa de Valores, con lo que se ahorraría el pago de una comisión.
Fuentes del Ministerio de Finanzas comentaron que esta última opción sería la de menores posibilidades, puesto que las autoridades quieren impulsar la imagen de alta transparencia.