lunes, 31 de mayo de 2010

Advertencia presencia de nueva recesión global

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, los europeos optaron por unirse y formar un solo bloque para buscar la forma de no seguir guerreando, como lo habían hecho durante más de un milenio; tener más poder en el mundo y competir con los Estados Unidos, que había quedado gran vencedor con una economía en auge al ser el fabricante de gran parte del armamento bélico usado por los Aliados, concretamente Inglaterra y Francia. La iniciativa fue válida y gradualmente los europeos fueron construyendo el Mercado Común Europeo, mediante nuevas leyes, unificación de aranceles y creando nuevas instituciones paneuropeas, hasta llegar a la Unión Europea que incluía nueva moneda y Banco Central Europeo. La última etapa no fue fácil, por las preocupaciones de Alemania de que otros países no tuvieran disciplina fiscal. Ese país había vivido la peor inflación en la historia de la humanidad y no quería revivir tal tragedia. No todos aceptaron tener moneda única, uno de ellos, Inglaterra, mantiene su libra esterlina.

En medio siglo transcurrido, fueron electos gobiernos socialistas caracterizados por funcionar con aparatos estatales descomunalmente grandes e ineficientes, dictar leyes que causan la pérdida de responsabilidad de la ciudadanía, excesivos impuestos, limitar la libertad económica y no estimular el emprendimiento. Los efectos se manifestaron en bajas tasas de crecimiento del PIB, hasta apenas el 50% de Estados Unidos y pobre competitividad. En el más reciente Índice de Competitividad Global, en los diez primeros puestos, Singapur se encuentra mejor ubicado que Alemania y Holanda; Inglaterra, Francia e Italia no aparecen.

La crisis actual ha demostrado que falta liderazgo en la Unión Europea, teniendo el 25% de la producción mundial. Quiere ser escuchada pero no actúa como megapoder. Si quisiera tener voz, debería estar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ocupando los puestos de Alemania y Francia. Otras debilidades son el espíritu nacionalista, que no ha podido ser eliminado; población que envejece alarmantemente, hasta el 2050 la fuerza laboral europea disminuirá en 110 millones de trabajadores, limitada inversión privada y desinterés por la innovación radical, que crea nuevos y revolucionarios bienes y servicios.

Frente a esta realidad, los países no han hecho nada para poner tope al crecimiento del endeudamiento público. Según proyecciones de 2010, el déficit del presupuesto como porcentaje del PIB varía entre 7,5% y 13% en Grecia, Irlanda, Portugal, España y otros. Alemania, que es “ejemplo” a seguir, tendrá 4,7%. Estos porcentajes son superiores al 3% del PIB fijado para los países de la eurozona. Las cifras del total endeudamiento en relación al PIB son peores. Si los gobiernos no hacen nada, en el 2020 representará entre 150% y 200% sobre el PIB en el Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.

Para que el euro sobreviva, los europeos deben prepararse en tomar medidas de absoluta austeridad fiscal y profundas reformas estructurales, acabando con los Estados benefactores. También deben sacudir el mercado laboral y de productos, si quieren ser competitivos.

La crisis europea ya tuvo su primera baja, Caja Sur, importante Banco español, pasó a manos del Gobierno para evitar la quiebra y el pánico. La crisis no se limita a ese continente, se está propagando a otros. Las bolsas de valores en todo el mundo lo están advirtiendo. Ellas son ideales para detectar lo que sucederá en el futuro, por anticiparse al ciclo económico, es decir a la recesión y auge. Si se estima que la economía entrará en recesión, los inversionistas venden las acciones porque saben que bajarán las ventas y utilidades de las empresas. Si se percibe que habrá auge, los inversionistas adquieren acciones al anticiparse al incremento de ventas y utilidades de las empresas.

La advertencia se observa en la incertidumbre de los mercados bursátiles en todo el mundo, se encuentran con una volatilidad nunca antes vista. Los precios de las acciones tienen variaciones diarias de hasta 8% con tendencia descendente. El índice global MSCI, indicador de las principales bolsas de valores del mundo, ha descendido más de 16% desde mediados de abril pasado. En Estados Unidos, el mes de mayo ha sido el peor desde hace más de 60 años. Compañías sólidas como Microsoft han perdido 18% de valor. Las pérdidas bursátiles a nivel mundial se aproximan a 4,000,000,000,000, colosal cantidad de dinero.

El Índice bursátil Dow Jones de la Bolsa de Valores de Nueva York es el más importante del mundo, es barómetro de lo que sucede en esa bolsa. El 7 de mayo, el citado índice perdió 1.000 puntos en menos de media hora. Cada punto representa 1.200 millones de dólares.