La oposición argentina consiguió en la madrugada de ayer, después de más de 10 horas de debate, una victoria relativa frente al oficialismo y a la presidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner, en la Cámara de Diputados. Por 140 votos en contra, 93 a favor y 6 abstenciones, quedó desautorizado el decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que puso en marcha el llamado Fondo de Desendeudamiento, gracias al cual el Gobierno está usando reservas del Banco Central para el pago de deuda con agentes privados.
El éxito de la oposición no implica, sin embargo, que el fondo deje de funcionar, porque todavía hace falta que se pronuncie el Senado, donde la relación de fuerzas es mucho más pareja. La dificultad quedó de manifiesto ayer mismo, cuando la oposición anunció que aceptaba postergar el debate hasta dentro de 15 días, de acuerdo con el oficialismo.
La oposición insiste, sobre todo, en los posibles efectos inflacionarios del uso de las reservas para pago de deuda, lo que sería muy pernicioso dados el actual crecimiento del índice de precios al consumo (IPC), que ronda el 20%, según la mayoría de los estudios independientes. "No discutimos sobre las reservas, sino de cómo pagar los gastos del Estado", mantuvo Fernando Pinedo, del PRO, partido que lidera Mauricio Macri.
El portavoz del Frente para la Victoria (kirchnerista), Agustín Rossi, por el contrario, consideró que no avalar la posición del Gobierno era "inaudito", que el decreto seguía siendo válido en su totalidad y que, gracias a la política económica de los Kirchner, Argentina podrá disfrutar de dos años más de crecimiento sostenido.
La auténtica pelea se desarrollará en el Senado, donde los partidarios de Kirchner creen tener controlada la situación. El Senado es una cámara más impredecible, en la que numerosos miembros no dependen de la disciplina de un partido sino que actúan por impulsos personales o intereses provinciales. La mayoría oscila habitualmente un escaño arriba o abajo y la simple ausencia de uno o dos senadores impide que exista quórum. Las ausencias o llegadas imprevistas, por ejemplo, del ex presidente Carlos Menem alteran habitualmente la marcha de las sesiones o las laboriosas negociaciones para poner en marcha la agenda semanal.
El portavoz oficialista en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, aseguró que el rechazo del DNU "no prosperará". "La decisión del Congreso no tiene ninguna validez si el Senado no vota en el mismo sentido o, simplemente, si no vota sobre ese asunto", aclaró.
La satisfacción de que hicieron gala los líderes de la oposición en el Congreso por el resultado de la votación fue más bien moderada. Demostró, es cierto, que es capaz de aunar el voto de los diversos grupos que la integran, algo que no ha sucedido hasta ahora en demasiadas ocasiones, pero enseñó también su debilidad cuando se enfrenta a batallas legislativas sustanciales que exigen acuerdos bicamerales. La agenda de la oposición incluye no sólo el tema del uso de las reservas para el pago de deuda, sino asuntos igualmente importantes relacionados con la financiación de las provincias.(El País)
El éxito de la oposición no implica, sin embargo, que el fondo deje de funcionar, porque todavía hace falta que se pronuncie el Senado, donde la relación de fuerzas es mucho más pareja. La dificultad quedó de manifiesto ayer mismo, cuando la oposición anunció que aceptaba postergar el debate hasta dentro de 15 días, de acuerdo con el oficialismo.
La oposición insiste, sobre todo, en los posibles efectos inflacionarios del uso de las reservas para pago de deuda, lo que sería muy pernicioso dados el actual crecimiento del índice de precios al consumo (IPC), que ronda el 20%, según la mayoría de los estudios independientes. "No discutimos sobre las reservas, sino de cómo pagar los gastos del Estado", mantuvo Fernando Pinedo, del PRO, partido que lidera Mauricio Macri.
El portavoz del Frente para la Victoria (kirchnerista), Agustín Rossi, por el contrario, consideró que no avalar la posición del Gobierno era "inaudito", que el decreto seguía siendo válido en su totalidad y que, gracias a la política económica de los Kirchner, Argentina podrá disfrutar de dos años más de crecimiento sostenido.
La auténtica pelea se desarrollará en el Senado, donde los partidarios de Kirchner creen tener controlada la situación. El Senado es una cámara más impredecible, en la que numerosos miembros no dependen de la disciplina de un partido sino que actúan por impulsos personales o intereses provinciales. La mayoría oscila habitualmente un escaño arriba o abajo y la simple ausencia de uno o dos senadores impide que exista quórum. Las ausencias o llegadas imprevistas, por ejemplo, del ex presidente Carlos Menem alteran habitualmente la marcha de las sesiones o las laboriosas negociaciones para poner en marcha la agenda semanal.
El portavoz oficialista en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, aseguró que el rechazo del DNU "no prosperará". "La decisión del Congreso no tiene ninguna validez si el Senado no vota en el mismo sentido o, simplemente, si no vota sobre ese asunto", aclaró.
La satisfacción de que hicieron gala los líderes de la oposición en el Congreso por el resultado de la votación fue más bien moderada. Demostró, es cierto, que es capaz de aunar el voto de los diversos grupos que la integran, algo que no ha sucedido hasta ahora en demasiadas ocasiones, pero enseñó también su debilidad cuando se enfrenta a batallas legislativas sustanciales que exigen acuerdos bicamerales. La agenda de la oposición incluye no sólo el tema del uso de las reservas para el pago de deuda, sino asuntos igualmente importantes relacionados con la financiación de las provincias.(El País)