Una auditoría técnica realizada a la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) por la compañía internacional Gab Robins, especialista en prestación de servicios de peritaje y gestión de siniestros de seguros, revela deficiencia en la capacitación del personal e inadecuado sistema de selección de los pilotos.
“No existen programas de capacitación para los aviones, sistemas y componentes específicos”, refiere el informe.
Pero la Aviación lo rechaza por considerarlo sin fundamentos ni legalidad, y defiende la preparación que reciben sus pilotos desde que son cadetes.
Los especialistas de Gab Robins concentraron la auditoría en el Comando de Operaciones Aéreas y de Defensa (COAD), ubicado en Guayaquil.
El documento de 20 páginas, elaborado el 14 de diciembre del 2009, fue presentado por el mando de la FAE al ministro de Defensa, Javier Ponce, el pasado 23 de marzo. Señala que en el 2005, 11 de 45 estudiantes aprobaron el curso; en el 2006, 8 de 20; en el 2007, 7 de 20; y en el 2008, 16 de 33.
“En los últimos cuatro años, la cantidad de pilotos que terminan el entrenamiento de piloto es muy bajo... detectamos un sistema inadecuado de selección”, especifica Gab Robins, y añade: “Aún es más preocupante: no hay un curso intermedio de jets transónicos para convertir un piloto del avión turbo hélice, Tucano, a los jets supersónicos. La FAE tendrá que enviar a sus aspirantes a piloto de caza a un curso de conversión en el extranjero”.
El comandante de la FAE, Rodrigo Bohórquez, rechaza el informe por falta de “veracidad y legalidad”, y defiende la preparación de los pilotos en la Escuela Superior de Aviación Cosme Rennella, en la provincia de Santa Elena, a la que califica de las mejores de Sudamérica.
Para Bohórquez la auditoría carece de fundamento porque se basa en supuestos y en entrevistas, y no en información certificada de la FAE.
Según el documento, el comandante del COAD, Alonso Espinosa, permitió a Gab Robins dialogar con oficiales del Estado Mayor, el jefe del Ala 22 de helicópteros, y con los comandantes de los helicópteros Dhruv y Bell TH 57.
Bohórquez aclara que la autorización fue para conversar y no para que se realice una auditoría. “Llegan a especulaciones con datos que alguien les conversó o se enteraron”.
Asegura que la formación de un piloto en la institución es rigurosa desde que es cadete; tiene que aprobar exámenes académicos y de conocimiento de las aeronaves, caso contrario no puede volar, dice Bohórquez.
“No existen programas de capacitación para los aviones, sistemas y componentes específicos”, refiere el informe.
Pero la Aviación lo rechaza por considerarlo sin fundamentos ni legalidad, y defiende la preparación que reciben sus pilotos desde que son cadetes.
Los especialistas de Gab Robins concentraron la auditoría en el Comando de Operaciones Aéreas y de Defensa (COAD), ubicado en Guayaquil.
El documento de 20 páginas, elaborado el 14 de diciembre del 2009, fue presentado por el mando de la FAE al ministro de Defensa, Javier Ponce, el pasado 23 de marzo. Señala que en el 2005, 11 de 45 estudiantes aprobaron el curso; en el 2006, 8 de 20; en el 2007, 7 de 20; y en el 2008, 16 de 33.
“En los últimos cuatro años, la cantidad de pilotos que terminan el entrenamiento de piloto es muy bajo... detectamos un sistema inadecuado de selección”, especifica Gab Robins, y añade: “Aún es más preocupante: no hay un curso intermedio de jets transónicos para convertir un piloto del avión turbo hélice, Tucano, a los jets supersónicos. La FAE tendrá que enviar a sus aspirantes a piloto de caza a un curso de conversión en el extranjero”.
El comandante de la FAE, Rodrigo Bohórquez, rechaza el informe por falta de “veracidad y legalidad”, y defiende la preparación de los pilotos en la Escuela Superior de Aviación Cosme Rennella, en la provincia de Santa Elena, a la que califica de las mejores de Sudamérica.
Para Bohórquez la auditoría carece de fundamento porque se basa en supuestos y en entrevistas, y no en información certificada de la FAE.
Según el documento, el comandante del COAD, Alonso Espinosa, permitió a Gab Robins dialogar con oficiales del Estado Mayor, el jefe del Ala 22 de helicópteros, y con los comandantes de los helicópteros Dhruv y Bell TH 57.
Bohórquez aclara que la autorización fue para conversar y no para que se realice una auditoría. “Llegan a especulaciones con datos que alguien les conversó o se enteraron”.
Asegura que la formación de un piloto en la institución es rigurosa desde que es cadete; tiene que aprobar exámenes académicos y de conocimiento de las aeronaves, caso contrario no puede volar, dice Bohórquez.