Fecha de Publicación: 2011-03-23 00:00
Las repercusiones del terremoto del 11 de marzo siguen haciéndose notar en la vida diaria de esta área metropolitana de más de 30 millones de habitantes, cuyas tiendas muestran todavía repisas vacías y falta de algunos productos.
Ayer, en algunos supermercados había carteles en los que se pedía a los clientes no acumular víveres, en especial leche, de la que no se puede adquirir más de un cartón por persona ya que persisten problemas de distribución por la paralización en algunas fábricas.
A eso se suman ahora los problemas por los excesivos niveles de radiación detectados en algunos alimentos en las zonas cercanas a la central de Fukushima Daiichi, que ha obligado a suspender la comercialización de vegetales procedentes de las provincias de Fukushima, Ibaraki, Tochigi y Gunma.
Se ha prohibido la distribución de leche de Fukushima, una provincia que en 2009 representaba un 1,3 por ciento de la industria láctea de Japón y que tiene más de medio millar de granjas que ahora dejarán de producir.
Mientras tanto, Tokio vive con más cautela de lo normal dos días de lluvia, que han coincidido con un ligero aumento de los niveles de radiación ayer, aunque las medidas registradas en zonas como la popular Shinjuku son mínimas y no implican peligro.
Según los datos del Ministerio de Educación y Ciencia de Japón, en las últimas 24 horas se han registrado en Tokio radiaciones que rondan los 0,1 microsieverts, un nivel normal para cualquier ciudad.
El mayor quebradero de cabeza para Tokio son los apagones, que se reanudarán hoy, después de tres días, con el corte de suministro por turnos en varias zonas de la capital.
Además, la petición de ahorrar energía ha hecho que barrios tan emblemáticos como Shibuya sigan a media luz, con sus tradicionales pantallas y anuncios luminosos apagados, mientras que un gran número de tiendas han optado por cerrar más temprano.
Algunos negocios incluso han decidido directamente echar el cierre temporal ante la falta de suministro eléctrico.
Las repercusiones del terremoto del 11 de marzo siguen haciéndose notar en la vida diaria de esta área metropolitana de más de 30 millones de habitantes, cuyas tiendas muestran todavía repisas vacías y falta de algunos productos.
Ayer, en algunos supermercados había carteles en los que se pedía a los clientes no acumular víveres, en especial leche, de la que no se puede adquirir más de un cartón por persona ya que persisten problemas de distribución por la paralización en algunas fábricas.
A eso se suman ahora los problemas por los excesivos niveles de radiación detectados en algunos alimentos en las zonas cercanas a la central de Fukushima Daiichi, que ha obligado a suspender la comercialización de vegetales procedentes de las provincias de Fukushima, Ibaraki, Tochigi y Gunma.
Se ha prohibido la distribución de leche de Fukushima, una provincia que en 2009 representaba un 1,3 por ciento de la industria láctea de Japón y que tiene más de medio millar de granjas que ahora dejarán de producir.
Mientras tanto, Tokio vive con más cautela de lo normal dos días de lluvia, que han coincidido con un ligero aumento de los niveles de radiación ayer, aunque las medidas registradas en zonas como la popular Shinjuku son mínimas y no implican peligro.
Según los datos del Ministerio de Educación y Ciencia de Japón, en las últimas 24 horas se han registrado en Tokio radiaciones que rondan los 0,1 microsieverts, un nivel normal para cualquier ciudad.
El mayor quebradero de cabeza para Tokio son los apagones, que se reanudarán hoy, después de tres días, con el corte de suministro por turnos en varias zonas de la capital.
Además, la petición de ahorrar energía ha hecho que barrios tan emblemáticos como Shibuya sigan a media luz, con sus tradicionales pantallas y anuncios luminosos apagados, mientras que un gran número de tiendas han optado por cerrar más temprano.
Algunos negocios incluso han decidido directamente echar el cierre temporal ante la falta de suministro eléctrico.