lunes, 7 de septiembre de 2009

Usuarios del manglar van perdiendo su territorio

Muy temprano por la mañana y apenas aparece el sol, los concheros de Muisne (Esmeraldas) ya están listos para iniciar su actividad diaria.

“De lunes a domingo se dedican al concheo”, comentó Nisbaldo Ortiz, director ejecutivo de la Fundación de Defensa Ecológica de Muisne (Fundecol), mientras indicaba en un recorrido por lancha los diferentes tipos de manglar que aún rodean al río que lleva el mismo nombre del cantón.

Por historia
El ecosistema manglar es por tradición la fuente de trabajo y alimentación de los pueblos afroecuatorianos, indígenas y mestizos que habitan en sus alrededores. En este sitio realizan actividades como la pesca artesanal, la recolección de moluscos y crustáceos, así como la extracción de madera para el carbón.

Lamentablemente, los concheros y cangrejeros han visto disminuidas las especies que capturan.

“Ahora ya no se saca casi nada de conchas”, afirmó Ismelda Chila, presidenta de la Fundación de Usuarios del Ecosistema Manglar y del Bosque Húmedo Tropical (Fuempoht).

En la actualidad, estiman que extraen máximo unas 50 conchas al día, mientras que antes obtenían de 800 a mil.

Sus usuarios
Ortiz explicó que en Muisne existen 25 mil 93 habitantes y “todos tienen una vinculación directa o indirecta con el ecosistema manglar”, ya que unos lo usan para extraer y vender sus productos y otros son quienes los consumen.

Una grave preocupación es que las más de 3 mil 500 familias que viven de esta actividad están en problemas, por la gran destrucción que se ha generado por parte de camaroneras y sembríos de palma africana y eucalipto.
“Esta gente ha sido desplazada y muchos están en la delincuencia o la prostitución”, dijo el director de Fundecol.


Otras fuentes de trabajo

Debido a la pérdida de manglar y a que es un factor económico importante para la comunidad muisneña, Fundecol está desarrollando alternativas de ocupación para la comunidad, como turismo comunitario y agroecología.

Esta iniciativa, además sirve para limitar la presión que este ecosistema está sufriendo, ya que al haber menos sitios de donde extraer los productos la gente sigue trabajando en lo poco que queda.

EL DATO
En el Estuario Muisne-Cojimíes antes había 20 mil 93 hectáreas de manglar, ahora quedan 3 mil 176.