El ministro de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración, Fander Falconí, realizó esta tarde su intervención en el Plenario de la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York. En su alocución, destacó que “esta organización está llamada a ser la expresión de las relaciones horizontales, democráticas y respetuosas entre los países del mundo, en estricto apego al principio de la igualdad soberana entre los Estados”.
En tal sentido, “se vuelve urgente continuar y profundizar su reforma estructural”, que permitan su revitalización de cara a los desafíos que plantea el presente.
En este contexto, hizo un llamado a los Estados miembros de Naciones Unidas para transformar al Consejo de Seguridad, con un carácter más representativo, democrático y eficaz, y para que la Asamblea General sea el cuerpo más democrático y universalmente representativo, que asuma “plenamente las funciones que le otorga la Carta de las Naciones Unidas”.
Respecto de la crisis financiera actual, Ecuador plantea que no requiere de una reforma tecnocrática sino “de un cambio de modelo económico”, pues esta crisis es un síntoma de la crisis de un sistema “que privilegió la economía especulativo-financiera sobre la economía real y es el resultado de una arquitectura financiera internacional desigual, excluyente e ineficiente, que debe ser transformada de manera urgente”.
Uno de los ejemplos más evidentes de este desequilibrio es el cambio climático, en el que Ecuador planteó 4 propuestas innovadoras, que demuestran su compromiso con la humanidad.
La Iniciativa Yasuní ITT, que consiste en dejar un porcentaje importante de sus reservas probadas de petróleo bajo tierra para evitar la emisión de 410 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera; el Programa Socio Bosque, que provee incentivos económicos a indígenas y campesinos para proteger los bosques hasta el 2015; el programa de cambio de la matriz energética, cuyo propósito es que la mayor parte de las fuentes de energía utilizadas en el país sean renovables y sostenibles; y la propuesta a la OPEP de implementar una eco-tasa sobre el precio del petróleo para que la demanda se reduzca y, además, se faciliten ingresos para invertir en la transición hacia a energías renovables.
El Canciller destacó, finalmente, que Ecuador privilegia el respeto y la garantía de todos los derechos humanos. “Para nosotros, no existen seres humanos ilegales, lo que existen son prácticas ilegales e inmorales de exclusión y explotación. En pleno siglo XXI, las mercancías y los capitales no encuentran fronteras mientras se levantan muros para condicionar la movilidad de los seres humanos”. Por ello, propuso, “Ecuador seguirá trabajando hacia un diálogo constructivo multilateral en materia migratoria, sin limitar el enfoque integral de los derechos humanos de los migrantes y sus familias, conforme el mandato asumido por los Jefes de Estado en el Documento Final de la Cumbre Mundial de 2005”.
En tal sentido, “se vuelve urgente continuar y profundizar su reforma estructural”, que permitan su revitalización de cara a los desafíos que plantea el presente.
En este contexto, hizo un llamado a los Estados miembros de Naciones Unidas para transformar al Consejo de Seguridad, con un carácter más representativo, democrático y eficaz, y para que la Asamblea General sea el cuerpo más democrático y universalmente representativo, que asuma “plenamente las funciones que le otorga la Carta de las Naciones Unidas”.
Respecto de la crisis financiera actual, Ecuador plantea que no requiere de una reforma tecnocrática sino “de un cambio de modelo económico”, pues esta crisis es un síntoma de la crisis de un sistema “que privilegió la economía especulativo-financiera sobre la economía real y es el resultado de una arquitectura financiera internacional desigual, excluyente e ineficiente, que debe ser transformada de manera urgente”.
Uno de los ejemplos más evidentes de este desequilibrio es el cambio climático, en el que Ecuador planteó 4 propuestas innovadoras, que demuestran su compromiso con la humanidad.
La Iniciativa Yasuní ITT, que consiste en dejar un porcentaje importante de sus reservas probadas de petróleo bajo tierra para evitar la emisión de 410 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera; el Programa Socio Bosque, que provee incentivos económicos a indígenas y campesinos para proteger los bosques hasta el 2015; el programa de cambio de la matriz energética, cuyo propósito es que la mayor parte de las fuentes de energía utilizadas en el país sean renovables y sostenibles; y la propuesta a la OPEP de implementar una eco-tasa sobre el precio del petróleo para que la demanda se reduzca y, además, se faciliten ingresos para invertir en la transición hacia a energías renovables.
El Canciller destacó, finalmente, que Ecuador privilegia el respeto y la garantía de todos los derechos humanos. “Para nosotros, no existen seres humanos ilegales, lo que existen son prácticas ilegales e inmorales de exclusión y explotación. En pleno siglo XXI, las mercancías y los capitales no encuentran fronteras mientras se levantan muros para condicionar la movilidad de los seres humanos”. Por ello, propuso, “Ecuador seguirá trabajando hacia un diálogo constructivo multilateral en materia migratoria, sin limitar el enfoque integral de los derechos humanos de los migrantes y sus familias, conforme el mandato asumido por los Jefes de Estado en el Documento Final de la Cumbre Mundial de 2005”.