lunes, 21 de septiembre de 2009

Plan anticorrupción del gobierno, con reparos

Esteban Rubio, secretario Nacional de Transparencia de Gestión, presentó el Plan Nacional Anticorrupción en el que, entre otras cosas, exige que empleados públicos cuenten con un año de preparación previo al ejercicio de funciones, para tratar de erradicar ese fenómeno.

Rubio inició así la socialización del Plan (durará hasta diciembre), que tiene tres ejes de acción: transparencia y rendición de cuentas, reformas legales e investigación de actos de corrupción.

Dijo que se lo creó en vista de los efectos negativos que tiene la corrupción en el plano político, económico y social.

Empero, para el politólogo Jorge León, antes de emprender cualquier plan en este sentido, primero hay que identificar que la corrupción es un problema muy complicado y heredado, y segundo, que se trata de un fenómeno generalizado que crece, por lo que requiere multiplicidad de medidas.

Indicó que hay dos tipos de corrupción predominantes: "la que ejercen funcionarios públicos, que es la más grave porque afecta la confianza del ciudadano; y otra donde el grueso de la corrupción, del lado del dinero, son los grandes contratos con el Estado".

Para ello citó el caso en el que se implica a Fabricio Correa, hermano del presidente, el cual "es notorio que hubo mal uso de la presión política al abusar de su nexo familiar para obtener contratos. Estratégico es crear precedentes para luchar contra la corrupción con credibilidad, pero hay riesgo de que este Plan sea más un juego político por ganar presencia pública".

Para el profesional del Derecho César Albán Pozo, "que se aplique (el Plan) sería lo ideal", pero "quedará en nada si no empiezan por dar ejemplo funcionarios y servidores públicos, especialmente elegidos vía popular". Indicó que es elemental preparar a los servidores públicos y apoyar a quienes más profesionalidad y habilidad demuestren. "Si no se hace esto no llegamos a nada y el Plan quedaría en letra muerta".