lunes, 14 de septiembre de 2009

El ferrocarril avanza lentamente

La reactivación turística de nueve poblados entre Bucay y Huigra es uno de los anhelos de la Empresa de Ferrocarriles Ecuatorianos (EFE), previo a la inauguración oficial de la línea férrea.

Seis puentes viales sobre el río Chanchán en el trayecto ente las provincias de Guayas, Cañar y Chimborazo, son parte de los proyectos que ejecuta la EFE.

Según Jorge Carrera, presidente de la empresa de ferrocarril, la tarea para reahabilitar este bien patrimonial va por buen camino.

Aunque no especificó una fecha exacta para rehabilitación de la línea férrea, el funcionario aseguró que los poblados por los cuales atravesaba
el tren, ahora están cerca de cumplir el sueño de ver nuevamente este bien en funcionamiento.

Poblaciones como Naranjapata y Ventura, pertenecientes a la provincia del Cañar, son parte de las comunidades que vivían por esta actividad.

Por su parte, Carrera, en un recorrido para evaluar el estado de la vía, sostuvo que si bien la empresa de ferrocarriles es un bien patrimonial no se descarta la realización de variantes en la ruta para su optimización.

Construcción de túneles, puentes o la ejecución de rutas alternas, son parte de las alternativas que se podrían ejecutar, sobre todo en el tramo denominado Bola de Oro, en el Carchi.

“Alrededor de tres kilómetros de vía han sido afectados por causa de la naturaleza, pero esta empresa encaminada hacia la recuperación de nuestro patrimonio trabaja aceleradamente a fin de que la vía férrea se rehabilite en los próximos meses”, dijo.

Asimismo aseveró que se inició la rehabilitación de la vía ferrea en el tramo desde Simbabe (Carchi) hacia Bucay (Guayas), para luego realizar los trabajos en el tramo de Chanchá, a fin de culminar el anhelo y terminar el trayecto correspondiente entre Riobamba y Bucay.

15 años sin escuchar a las máquinas
Para Juana Pujilema, de 50 años y oriunda de Naranjapata, desde que desapareció el tren la vida de su comunidad cambió por completo.

En un pueblo totalmente abandonado se convirtió este poblado desde aproximadamente 15 años. “Vivíamos de nuestras ventas, pero desde que desapareció el tren, todo cambió”, dice.

El sueño de volver a escuchar la sirena y el sonido de las rieles, dice no solo devolverá la vida a Naranjapata, sino que además seguramente las tiendas y restaurantes volverán a operar en este poblado.