miércoles, 17 de febrero de 2010

El Miércoles de Ceniza empieza etapa reflexiva en la fe católica


Con la imposición de la ceniza sobre la frente de los cristianos, la Iglesia Universal inicia hoy, la Cuaresma, tiempo previo a la celebración de la Semana Santa, también conocida como Semana Grande o Mayor.

Este es un día penitencial, en el que según los eclesiásticos, debe expresarse el deseo personal de conversión. Por eso al acercarnos a los templos a que nos impongan la ceniza, manifestamos interés de cambio y aceptación del Evangelio.

¿Desde cuándo se imparte la ceniza? Es obligatoria para la comunidad cristiana a partir del siglo X. La liturgia actual, conserva los elementos tradicionales de la imposición junto al ayuno riguroso.

La bendición e imposición se da dentro de la misa, después de la homilía; pero en circunstancias especiales, puede hacérsela dentro de una celebración de la Palabra.

¿De dónde procede esta? El padre César León, párroco de San Gabriel de la Dolorosa cita que es el resultado de la quema no solo de las palmas benditas de Domingo de Ramos (año pasado), sino también de objetos religiosos en desuso como cuadros de madera, estampas de santos (nuevas o viejas), hojas dominicales, entre otros.

Conseguida la ceniza, dice el sacerdote, los objetos “serán tratados con mortero para que esta quede fina y pueda adherirse al dedo (del cura) y luego a la piel de la persona”.

¿Cuál es su simbolismo? La condición débil del hombre que camina a la muerte; la situación pecadora de este; oración y súplica ardientes para que el Señor acuda en su ayuda; y resurrección, pues el ser humano está destinado a participar en el triunfo de Cristo.

¿Desde cuándo se practica esta tradición? La costumbre actual de que los fieles reciban en su frente el signo de la ceniza al comienzo de la Cuaresma no es muy antiguo.

En los primeros siglos se expresó con este gesto el camino cuaresmal de los “penitentes”, o sea, del grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cuaresma, el Jueves Santo, a las puertas de la Pascua. Con hábito adecuado y con la ceniza que se imponían ellos mismos en la frente, se presentaban ante la comunidad y expresaban de esa manera su conversión.