El director del Banco Mundial para la región andina, Carlos Jaramillo, afirmó hoy que "es positivo" para la diversificación de la economía de Ecuador que el Estado "haya retomado con fuerza" su papel de "planificador y regulador".
En una entrevista con la agencia estatal Andes, el colombiano Jaramillo aseguró que la política económica del Gobierno de Ecuador, que ha fortalecido en los últimos años el papel regulador del Estado, "es positiva", además, para la redistribución de los recursos, obtenidos por el auge del precio de las materias primas.
"También es crítico que el Estado tenga un papel de más importancia en épocas de crisis global, pues se ha demostrado que con políticas activas se pueden amortiguar los efectos sobre el empleo y los ingresos", añadió.
No obstante, recordó que la inversión privada es "también esencial para aumentar el crecimiento, generar empleo y proporcionar recursos" a los programas estatales y que "las pequeñas y medianas empresas son clave" para ello, del mismo modo que las grandes lo son para "aportar capital".
Respecto a la gestión del Gobierno de Ecuador ante los efectos de la crisis financiera internacional, Jaramillo destacó que, pese a que la crisis sí tuvo impactos sobre la economía ecuatoriana, fue "un impacto amortiguado por los programas" que el Ejecutivo puso en marcha.
Además, extendió esa percepción a toda la región de América Latina que, a su criterio, pudo responder a la crisis "con políticas activas que han amortiguado mucho los efectos sobre la población".
"Esto es diferente a la forma en que se manejaron crisis anteriores. Todo esto se ha dado gracias a que en la mayoría de los casos el manejo de la economía se ha vuelto más técnico, práctico y serio. En esto se ha ganado mucho terreno", añadió.
A su juicio, en Suramérica, a pesar de las diferencias ideológicas entre los países, "las similitudes en el manejo de las economías es notorio: se busca mantener la inflación baja, los presupuestos más equilibrados y los sectores bancarios sólidos", aspectos en los que existe "un amplio consenso".
El Gobierno del presidente Rafael Correa ha sido crítico con los organismos económicos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), a los que acusa de imponer condiciones a los países en vías de desarrollo e injerir en la soberanía de sus pueblos.
En una entrevista con la agencia estatal Andes, el colombiano Jaramillo aseguró que la política económica del Gobierno de Ecuador, que ha fortalecido en los últimos años el papel regulador del Estado, "es positiva", además, para la redistribución de los recursos, obtenidos por el auge del precio de las materias primas.
"También es crítico que el Estado tenga un papel de más importancia en épocas de crisis global, pues se ha demostrado que con políticas activas se pueden amortiguar los efectos sobre el empleo y los ingresos", añadió.
No obstante, recordó que la inversión privada es "también esencial para aumentar el crecimiento, generar empleo y proporcionar recursos" a los programas estatales y que "las pequeñas y medianas empresas son clave" para ello, del mismo modo que las grandes lo son para "aportar capital".
Respecto a la gestión del Gobierno de Ecuador ante los efectos de la crisis financiera internacional, Jaramillo destacó que, pese a que la crisis sí tuvo impactos sobre la economía ecuatoriana, fue "un impacto amortiguado por los programas" que el Ejecutivo puso en marcha.
Además, extendió esa percepción a toda la región de América Latina que, a su criterio, pudo responder a la crisis "con políticas activas que han amortiguado mucho los efectos sobre la población".
"Esto es diferente a la forma en que se manejaron crisis anteriores. Todo esto se ha dado gracias a que en la mayoría de los casos el manejo de la economía se ha vuelto más técnico, práctico y serio. En esto se ha ganado mucho terreno", añadió.
A su juicio, en Suramérica, a pesar de las diferencias ideológicas entre los países, "las similitudes en el manejo de las economías es notorio: se busca mantener la inflación baja, los presupuestos más equilibrados y los sectores bancarios sólidos", aspectos en los que existe "un amplio consenso".
El Gobierno del presidente Rafael Correa ha sido crítico con los organismos económicos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), a los que acusa de imponer condiciones a los países en vías de desarrollo e injerir en la soberanía de sus pueblos.