Un grupo de científicos estadounidenses y tailandeses presentó ayer en la ciudad de Bangkok (Tailandia) una vacuna que reduce el riesgo de contagio del VIH (sida) en 31,2%. Este resultado fue determinado tras un largo proceso de pruebas en 16 mil voluntarios.
Esta vacuna es el primer logro de la ciencia que garantiza frenar la enfermedad y constituye una esperanza para alcanzar una vacuna definitiva para quienes no padezcan de la enfermedad.
La pruebas fueron realizadas en Tailandia y, según la cadena londinense BBC, el proceso fue sencillo: a los 16 mil enfermos voluntarios se les suministró una combinación de dos vacunas experimentales, las cuales por sí solas no tenían efectividad.
La mitad de ellos (8 000) fue inyectada con la vacuna y los otros, con placebos.
Los resultados fueron alentadores después de tres años: la tasa de infección fue menor en el primer grupo, con 51 personas contagiadas, comparada con 74 infectados del segundo grupo.
"Lo que hay que hacer ahora es volver al laboratorio y descubrir qué factores evitaron que se presentara la infección para, luego, poder mejorarlos", afirmó Joseph Chu, representante de la máxima autoridad médica del Ejército de los EEUU.
Sin embargo, esta vacuna solo podrá ser utilizada en las cepas (mutaciones) del virus de tipo B (predominante en América y Europa) y la E (común en Tailandia y el sudeste asiático). Por lo tanto, no sería aplicable en el África, en donde predomina la cepa C.
Según Chu, la vacuna aún no saldrá al mercado porque su efectividad debe ser comprobada en un 100%. "No puedo decir cuánto tiempo tomará su venta, pero lo cierto es que ahora estamos mucho más cerca que antes, y esto demuestra que sí es posible crear una vacuna".
Esta vacuna es el primer logro de la ciencia que garantiza frenar la enfermedad y constituye una esperanza para alcanzar una vacuna definitiva para quienes no padezcan de la enfermedad.
La pruebas fueron realizadas en Tailandia y, según la cadena londinense BBC, el proceso fue sencillo: a los 16 mil enfermos voluntarios se les suministró una combinación de dos vacunas experimentales, las cuales por sí solas no tenían efectividad.
La mitad de ellos (8 000) fue inyectada con la vacuna y los otros, con placebos.
Los resultados fueron alentadores después de tres años: la tasa de infección fue menor en el primer grupo, con 51 personas contagiadas, comparada con 74 infectados del segundo grupo.
"Lo que hay que hacer ahora es volver al laboratorio y descubrir qué factores evitaron que se presentara la infección para, luego, poder mejorarlos", afirmó Joseph Chu, representante de la máxima autoridad médica del Ejército de los EEUU.
Sin embargo, esta vacuna solo podrá ser utilizada en las cepas (mutaciones) del virus de tipo B (predominante en América y Europa) y la E (común en Tailandia y el sudeste asiático). Por lo tanto, no sería aplicable en el África, en donde predomina la cepa C.
Según Chu, la vacuna aún no saldrá al mercado porque su efectividad debe ser comprobada en un 100%. "No puedo decir cuánto tiempo tomará su venta, pero lo cierto es que ahora estamos mucho más cerca que antes, y esto demuestra que sí es posible crear una vacuna".