El Consorcio de Consejos Provinciales del Ecuador (Concope) prepara una asamblea nacional entre los prefectos del país para el 9 de septiembre, en Quito. En ella debatirán la propuesta de regionalización presentada por la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades).
Según Montgómery Sánchez, prefecto de El Oro y presidente del Concope, la regionalización se realizó a dedo y no se respetó los art. 244 y 245 de la Constitución. En ellos se señala que las provincias se unirán por afinidad histórica y cultural, por complementariedad ecológica y el manejo integrado de cuencas. Además, los gobiernos provinciales son los que conformarán sus regiones autónomas.
Esta regionalización debe concretarse hasta en aproximadamente ocho años y cada región debe sumar al menos el 5% de la población total del país y su territorio tener una superficie mayor a 20 mil kilómetros cuadrados.
Sánchez también dijo que la principal preocupación es saber cómo se distribuirán los recursos económicos. "No sabemos si el dinero va a ser manejado por las regiones o la administración estará en cada provincia", señaló.
Lo que temen como Concope, indicó Sánchez, es que se produzca un conflicto de intereses entre las regiones, por lo cual la zonificación debe realizarse respetando la Constitución.
Para Guadalupe Llori, prefecta de Orellana, en la actual división territorial las grandes provincias absorberían administrativamente a las pequeñas. "Orellana estaría unida con Napo y Pichincha. (Región 2). Orellana tiene muchos habitantes pero la administración sería para Pichincha y a Napo iría el aeropuerto, la universidad y la construcción de nuevas fábricas", indicó.
Llori propone que todas las provincias de la Amazonia deben conformar una sola región. Con esta propuesta está de acuerdo el prefecto del Napo, Sergio Chacón. "El sentir de todas las provincias de la Amazonia es que quedemos como una sola" enfatizó Chacón.
Según el prefecto del Napo, las provincias del Oriente plantearon a la Asamblea Nacional conformar una sola región, pero no pudieron porque no llegaban a tener al menos el 5% de la población total del país, por lo cual unieron a Orellana y a Napo, con Pichincha.
Pero esta unión, según Chacón, no los beneficia por ejemplo, en los procesos electorales. "Los candidatos de la Sierra siempre ganarían mientras que nuestros candidatos no, porque nuestro número de habitantes es menor. No queremos ser el patio trasero de una provincia grande", indicó.
Llori cree que las provincias se deben unir por afinidades. Con este planteamiento concuerda Gustavo Baroja y agrega que la unión debe ser mancomunada.
Sánchez tiene una primera propuesta. Con Cañar, Azuay, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Loja y El Oro, plantea la formación de lo que se llamaría la región del Sur.
Paúl Carrasco, prefecto del Azuay concuerda con ello, pues la región 6 a la que pertenecería Azuay junto con Cañar y Morona Santiago, tienen problemas de viabilidad. "Si unimos la región 6 y 7, superamos la viabilidad y nuestros habitantes tendrían más acceso al empleo", comentó Carrasco.
Según Montgómery Sánchez, prefecto de El Oro y presidente del Concope, la regionalización se realizó a dedo y no se respetó los art. 244 y 245 de la Constitución. En ellos se señala que las provincias se unirán por afinidad histórica y cultural, por complementariedad ecológica y el manejo integrado de cuencas. Además, los gobiernos provinciales son los que conformarán sus regiones autónomas.
Esta regionalización debe concretarse hasta en aproximadamente ocho años y cada región debe sumar al menos el 5% de la población total del país y su territorio tener una superficie mayor a 20 mil kilómetros cuadrados.
Sánchez también dijo que la principal preocupación es saber cómo se distribuirán los recursos económicos. "No sabemos si el dinero va a ser manejado por las regiones o la administración estará en cada provincia", señaló.
Lo que temen como Concope, indicó Sánchez, es que se produzca un conflicto de intereses entre las regiones, por lo cual la zonificación debe realizarse respetando la Constitución.
Para Guadalupe Llori, prefecta de Orellana, en la actual división territorial las grandes provincias absorberían administrativamente a las pequeñas. "Orellana estaría unida con Napo y Pichincha. (Región 2). Orellana tiene muchos habitantes pero la administración sería para Pichincha y a Napo iría el aeropuerto, la universidad y la construcción de nuevas fábricas", indicó.
Llori propone que todas las provincias de la Amazonia deben conformar una sola región. Con esta propuesta está de acuerdo el prefecto del Napo, Sergio Chacón. "El sentir de todas las provincias de la Amazonia es que quedemos como una sola" enfatizó Chacón.
Según el prefecto del Napo, las provincias del Oriente plantearon a la Asamblea Nacional conformar una sola región, pero no pudieron porque no llegaban a tener al menos el 5% de la población total del país, por lo cual unieron a Orellana y a Napo, con Pichincha.
Pero esta unión, según Chacón, no los beneficia por ejemplo, en los procesos electorales. "Los candidatos de la Sierra siempre ganarían mientras que nuestros candidatos no, porque nuestro número de habitantes es menor. No queremos ser el patio trasero de una provincia grande", indicó.
Llori cree que las provincias se deben unir por afinidades. Con este planteamiento concuerda Gustavo Baroja y agrega que la unión debe ser mancomunada.
Sánchez tiene una primera propuesta. Con Cañar, Azuay, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Loja y El Oro, plantea la formación de lo que se llamaría la región del Sur.
Paúl Carrasco, prefecto del Azuay concuerda con ello, pues la región 6 a la que pertenecería Azuay junto con Cañar y Morona Santiago, tienen problemas de viabilidad. "Si unimos la región 6 y 7, superamos la viabilidad y nuestros habitantes tendrían más acceso al empleo", comentó Carrasco.