martes, 30 de junio de 2009

Honduras soporta una fuerte represión

TEGUCIGALPA Y MANGUA. El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, anunció que este jueves regresará, apoyado por la comunidad internacional, a Tegucigalpa, de donde fue expulsado el domingo por el Ejército y donde ayer se registraron los primeros choques entre la Policía y sus seguidores.

El anuncio lo hizo en la capital de Nicaragua, Managua, sede para reuniones en las que 30 presidentes y representantes de América Latina y el Caribe acordaron sancionar el golpe militar en Honduras y respaldar el retorno de Zelaya a Tegucigalpa acompañado por una misión de la OEA.

En Managua se desarrollaron reuniones extraordinarias de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Grupo de Río.

Estas contaron con la presencia del presidente de Cuba, Raúl Castro y del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, el presidente venezolano Hugo Chávez, su homólogo de Ecuador, Rafael Correa, ente otros. Luego de las maratónicas sesiones de los tres organismos, se tomaron varias resoluciones.

Los países de la Alba y el SICA acordaron retirar a sus embajadores en Honduras, decisión a la que se sumó Chile y México.

El SICA suspendió de forma inmediata los préstamos y desembolsos que Honduras obtenía del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

Los mandatarios solicitarán una reunión de urgencia al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) para que adopte medidas coercitivas contra Honduras.
Nicaragua, El Salvador y Guatemala cerrarán el comercio por la frontera terrestre con Honduras durante 48 horas y amenazaron con tomar nuevas represalias si los militares no restablecen el orden constitucional.

El Grupo de Río, conformado por 23 naciones, creará una comisión de representantes presidenciales para investigar crímenes que eventualmente se produjeran con el golpe militar y no reconocerán a los representantes de las nuevas autoridades.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró ayer que la expulsión de Zelaya del poder en Honduras fue "ilegal" y aseguró que "sería un terrible precedente" permitir que "este golpe de Estado tuviera éxito". América Latina ha registrado "enormes progresos" y no queremos un retorno a los "tiempos oscuros", indicó en una rueda de prensa junto con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, quien también condenó el golpe, luego de una reunión bilateral.

La Unión Europea (UE), por su parte, analizará si el golpe de Estado provocaría el cese del Acuerdo de Asociación entre la UE y América Central, ya que la posibilidad de que Honduras se retire de la mesa de diálogo congelaría todo el proceso.

Hoy, Zelaya intervendrá en la ONU (en Nueva York), para exponer su caso, y mañana viajará a Washington donde la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrará una sesión extraordinaria sobre la situación hondureña.

Disturbios en honduras. La Policía hondureña y los defensores del depuesto presidente Manuel Zelaya protagonizaron ayer los primeros choques en Tegucigalpa desde el inicio de la crisis, mientras se estrechaba el cerco internacional al nuevo mandatario, Roberto Micheletti, cuya legitimidad ningún país ha reconocido.

Fuerzas policiales lanzaron gases lacrimógenos contra cientos de seguidores de Zelaya, en los alrededores de la Casa Presidencial para exigir el retorno de Zelaya expulsado el domingo por el Ejército y destituido por el Parlamento.

Los agentes, apoyados por dos helicópteros, desalojaron barricadas y detuvieron a un número indeterminado de personas que organizaciones sociales cifran en alrededor de una treintena. Varias personas tuvieron que ser enviadas a centros de salud debido a los gases y a la arremetida policial. Los heridos superaron la veintena.

"Soldados dejen de reprimir a nuestra gente, déjenlos hacer las manifestaciones. Si hay manifestaciones a favor de los golpistas, déjenlas que las hagan; si hay manifestaciones en contra de los golpistas, déjenlas que las hagan", dijo Zelaya desde Managua a Telesur.

Entretanto, Micheletti, que hasta el domingo era presidente del Congreso, tomó juramento a cinco ministros de su Gobierno y anunció que emprenderá una campaña para "demostrar (...) que esto no ha sido un golpe de Estado", sino "una sucesión constitucional".

Micheletti, quien dio ayer su primer discurso como presidente, prometió combatir el hambre y la inseguridad en un gobierno de integración Nacional. Manifestó que las elecciones de noviembre próximo se harán de acuerdo a las normas establecidas por el Tribunal Supremo Electoral.

"Tengo mucha fe en Dios. Tenemos la capacidad de mostrar al mundo que en Honduras no ha habido un golpe de Estado", puntualizó Micheletti al diario La Prensa, de Tegucigalpa. (EFE-AFP-VET-CRR)