Son notas en las que se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos del mundo, así como otros sucesos y datos de gran relevancia que desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan a la luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y obsesiones.
Los documentos, que cubren un periodo hasta febrero del 2010 y, en su mayor parte, afectan a los dos últimos años, fueron facilitados por Wikileaks a los diarios El País, de España; The Guardian, de Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le Monde, de Francia, y al semanario Der Spiegel, de Alemania.
La Casa Blanca condenó inmediatamente en los términos más fuertes la publicación “irresponsable y peligrosa” de esos documentos, afirmando que la iniciativa de Wikileaks podría hacer correr riesgos mortales a muchas personas.
“Que esto quede claro, tales revelaciones hacen correr riesgos a nuestros diplomáticos, a los miembros de los servicios de inteligencia y a personas del mundo entero que piden a Estados Unidos que las ayude a promover la democracia y un gobierno transparente”, afirmó el portavoz del presidente Barack Obama, Robert Gibbs.
Las notas diplomáticas revelan, entre otras cosas, que la diplomacia estadounidense trabajó para que países de América Latina aislaran al presidente venezolano, Hugo Chávez.
Así también, que la Cancillería estadounidense pidió información a su embajada en Argentina sobre el “estado de salud mental” de la presidenta de ese país, Cristina Fernández, de quien sospecha la secretaría de Estado.
Según el diario El País, particularmente en América Latina, se dan a conocer juicios de diplomáticos norteamericanos y de muchos de sus interlocutores sobre el carácter, las aficiones y los pecados de las figuras más controvertidas.
Entre los primeros documentos que ayer se hicieron públicos, se descubre el pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa nuclear, despiertan entre países árabes, hasta el punto de que alguno de sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra convencional hoy que un Irán nuclear mañana.
Además revela instrucciones que el Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y en ciertos países para desarrollar labores de espionaje sobre el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
EL PAÍS da cuenta de informes controvertidos, como los mensajes del embajador norteamericano en Trípoli en los que cuenta que el líder libio, Muamar el Gadafi, usa botox y es un verdadero hipocondríaco.
Hay cables de gran valor histórico, como el que revela la apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de EE.UU. durante el golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya en Honduras.
Son 1.621 documentos de la Embajada estadounidense en Ecuador los que fueron filtrados por el sitio Wikileaks, aunque se están dando a conocer de a poco.
La semana pasada, las autoridades estadounidenses advirtieron a más de una decena de países, entre ellos aliados estratégicos como Australia, Gran Bretaña, Canadá, Israel y Turquía, de la publicación.
Apuntes: Notas
Cuenta secreta
Los cerca de 250.000 cables diplomáticos de EE.UU. que publicó ayer Wikileaks proceden de SIPRnet, una red de comunicaciones supuestamente secreta que utiliza el Pentágono y a la que tienen acceso más de dos millones de personas. Antes de la publicación, el responsable de WikiLeaks, Julian Assange, dijo que los documentos conciernen a “todos los grandes temas”.
Fiestas salvajes
Del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se detallan sus “fiestas salvajes” y se expone la desconfianza que despierta en Washington. Tampoco muestra la diplomacia de EE.UU. aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy.