lunes, 7 de diciembre de 2009

La guerra dividió a las familias Záparas

Hoy quedan apenas 114 záparas de los 200 mil que existieron. Ellos recuperan sus nombres originales, delimitan su territorio y hacen frente a las noticias que los dan por desaparecidos. Ahora, desde las comunidades de Llanchama Cocha, Jandiayacu y Mazaramu (provincia de Pastaza), un puñado de personas recuperan su lengua y trata de rescatar sus costumbres. Además, buscan ayuda para encontrarse con sus familiares en el Perú, pues la guerra de 1941 dividió a las familias. "Desde ahí vivimos solos, cazando y pescando nuestros animales, sembrando plátano y yuca en nuestras chacras, guardando nuestras costumbres...", decían en una carta enviada al agregado cultural de la Embajada del Ecuador en Lima, en 1999.

Solo cinco personas hablaban la lengua zápara y luchaban contra el olvido

Los primeros datos sobre el pueblo Zápara provienen de los viajeros europeos a la Amazonía, entre los siglos XVI y XIX. Estos relatos hablan de la bravura de los hombres, de su hospitalidad y de su sorprendente conocimiento de la selva.

Hay textos que señalan la presencia de 98 000 a 200 mil záparas antes de la llegada de los españoles. Es decir este grupo humano, ahora minoritario, alguna vez fue mayoría en la actual provincia de Pastaza.

La decadencia del pueblo Zápara es común a la de muchos pueblos: Empezó con la Conquista, continuó con las enfermedades, el boom del caucho, la guerra con el Perú, los misioneros, la expansión demográfica de los quichuas, los campos petroleros, entre otros factores.

Llegado el siglo XX, la referencia de los záparas fue perdiéndose hasta que se los declaró "oficialmente" desaparecidos.

Para la época en que BLANCO Y NEGRO publicó el reportaje sobre este pueblo (septiembre de 1999) solo cinco personas hablaban la lengua zápara. Una de ellas era Sasiko, una mujer que empezó a dar clases a los niños.

Sasiko tenía ocho años en 1941, cuando estalló la guerra entre Ecuador y Perú y su familia se escondió en la selva; hasta entonces se hablaba la lengua zápara. Tras el conflicto llegaron misioneros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV) y se produjo una invasión de "gente extraña" y la expansión demográfica de otros grupos vecinos, entre otros los quichuas.

Desde entonces, el territorio de los záparas se fue reduciendo paulatinamente. Por eso decidieron agruparse en tres comunidades, cada una de ellas tiene una pista de aterrizaje.

La Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza (OPIP) puso en marcha un proyecto, financiado por el Prodepine, para establecer los linderos físicos y que "todo esto sirva como medida de protección", según decía Juan Aulestia, del Prodepine.

A la par se trabajaba en el rescate de la lengua zápara, pero había que superar dificultades, ya que solo la hablaban cinco personas. Entonces los viejos se pusieron a dar clases a los pequeños y a los adultos. Un lingüista coordinaba el trabajo y realizaba grabaciones para describir y luego sistematizar la lengua.

Además, los záparas buscaban ayuda para reunirse con sus familiares en el Perú. En carta enviada a la Embajada del Ecuador en ese país contaban que para ser inscritos en el Registro Civil cambiaron sus nombres záparas por nombres españoles.

"Somos los últimos záparas que existimos en el Ecuador... Eramos uno de los pueblos indios más grandes de la Amazonía, pero desde que vinieron a nuestra selva los blancos caucheros han tomado a nuestros hermanos para obligarlos a trabajar como esclavos y también para venderlos en Iquitos y el Putumayo"... Después de la guerra (1941) la mitad de nuestras familias han sido llevadas al Perú... Solicitamos ayuda para tener permiso y poder encontrarnos". (AA)
Así soy yo

Por muchos factores el pueblo Zápara se redujo a 114 personas.

Tras la guerra entre Ecuador y Perú (1941), unos grupos quedaron en la provincia de Pastaza y otros en Perú.
La lengua Zápara era hablada solo por cinco personas.
La Opip desarrolló un proyecto para rescatar la lengua Zápara, con apoyo del Prodepine. (HOY)