El Gobierno de Ecuador destacó hoy la extensión por un año de las preferencias arancelarias andinas (ATPDEA), aprobada por el Congreso de EE.UU., pese a la "feroz" campaña en su contra desatada por empresas de ese país, especialmente la petrolera Chevron-Texaco.
El canciller ecuatoriano, Fander Falconí, en una conversación con periodistas, señaló además, que su país impulsará una negociación con Washington para alcanzar un acuerdo "de mucha mayor escala", que pueda dejar atrás el cabildeo anual por la renovación del ATPDEA.
Durante la negociación para la extensión por un año de las preferencias arancelarias en Estados Unidos, se presentaron acciones de presión ("lobby") de algunas organizaciones contra Ecuador, señaló Falconí, al destacar la gestión diplomática del país para contrarrestarlas.
Esas presiones fueron "absolutamente feroces en contra de la política interna y exterior del Ecuador", que se mezclaron con el juicio ambiental que se sigue en el país andino contra Chevron, a raíz de la exigencia de comunidades indígenas de la Amazonía de una indemnización calculada en 27.000 millones de dólares.
El Gobierno de Ecuador, "en estricto sentido, no tiene participación" en ese proceso pero, "por la magnitud del juicio" y el monto de la reclamación, "ha habido un lobby feroz por parte de Chevron para mediatizar y hacer daño a la política exterior del Ecuador y a la política interna del país", insistió.
Sin embargo, reiteró que la renovación de las preferencias arancelarias concedidas por EE.UU. se logró gracias a la gestión diplomática y al evidente esfuerzo de Ecuador en la lucha antinarcóticos, que es la base del ATPDEA.
Falconí enfatizó en que, para evitar esa "romería" que el país debe hacer cada año para lograr la renovación de las preferencias comerciales, Ecuador ha propuesto a Washington iniciar negociaciones por un acuerdo amplio entre los dos países, que implique no solo lo comercial, sino la cooperación y el desarrollo.
"Tanto a Ecuador como a EE.UU. le conviene un convenio de mayor alcance. La propuesta ya está hecha", señaló Falconí, que estima que la discusión está ahora "en la cancha" de Washington, pero remarcó que esa negociación no se sujetará a la lógica de los tratados de libre comercio (TLC) que impulsa la nación norteamericana.
"Un TLC nos arrasa con la producción nacional" y el nuevo acuerdo amplio que propone Ecuador debe contener un mínimo de salvaguardas frente a los capítulos de propiedad intelectual, compras públicas, inversión extranjera y debe estar sujeto al marco constitucional del país, sostuvo el canciller.
Puso como ejemplo el hecho de que la Carta Magna del país establece un predominio de la inversión nacional sobre la extranjera y dijo que sobre esa base se ha planteado la negociación con EE.UU.
El canciller ecuatoriano, Fander Falconí, en una conversación con periodistas, señaló además, que su país impulsará una negociación con Washington para alcanzar un acuerdo "de mucha mayor escala", que pueda dejar atrás el cabildeo anual por la renovación del ATPDEA.
Durante la negociación para la extensión por un año de las preferencias arancelarias en Estados Unidos, se presentaron acciones de presión ("lobby") de algunas organizaciones contra Ecuador, señaló Falconí, al destacar la gestión diplomática del país para contrarrestarlas.
Esas presiones fueron "absolutamente feroces en contra de la política interna y exterior del Ecuador", que se mezclaron con el juicio ambiental que se sigue en el país andino contra Chevron, a raíz de la exigencia de comunidades indígenas de la Amazonía de una indemnización calculada en 27.000 millones de dólares.
El Gobierno de Ecuador, "en estricto sentido, no tiene participación" en ese proceso pero, "por la magnitud del juicio" y el monto de la reclamación, "ha habido un lobby feroz por parte de Chevron para mediatizar y hacer daño a la política exterior del Ecuador y a la política interna del país", insistió.
Sin embargo, reiteró que la renovación de las preferencias arancelarias concedidas por EE.UU. se logró gracias a la gestión diplomática y al evidente esfuerzo de Ecuador en la lucha antinarcóticos, que es la base del ATPDEA.
Falconí enfatizó en que, para evitar esa "romería" que el país debe hacer cada año para lograr la renovación de las preferencias comerciales, Ecuador ha propuesto a Washington iniciar negociaciones por un acuerdo amplio entre los dos países, que implique no solo lo comercial, sino la cooperación y el desarrollo.
"Tanto a Ecuador como a EE.UU. le conviene un convenio de mayor alcance. La propuesta ya está hecha", señaló Falconí, que estima que la discusión está ahora "en la cancha" de Washington, pero remarcó que esa negociación no se sujetará a la lógica de los tratados de libre comercio (TLC) que impulsa la nación norteamericana.
"Un TLC nos arrasa con la producción nacional" y el nuevo acuerdo amplio que propone Ecuador debe contener un mínimo de salvaguardas frente a los capítulos de propiedad intelectual, compras públicas, inversión extranjera y debe estar sujeto al marco constitucional del país, sostuvo el canciller.
Puso como ejemplo el hecho de que la Carta Magna del país establece un predominio de la inversión nacional sobre la extranjera y dijo que sobre esa base se ha planteado la negociación con EE.UU.