La fortaleza y cohesión del bloque legislativo de PAIS, además del liderazgo del titular de la Asamblea, Fernando Cordero, será una parte de lo que se ponga en juego hoy, en el almuerzo que mantendrán los legisladores oficialistas con el presidente de la República, en los salones de Carondelet.
Pero además del bloque, para el presidente Correa la reunión también es crucial para definir su postura y peso real ante sus legisladores, no solo en referencia a la Ley de Comunicación, sino a la posición del régimen en las leyes que aún son prioritarias para el plan del Gobierno.
Ya Cordero reiteró su posición ayer. Públicamente se adelantó a las reacciones de la Presidencia y aclaró que en la cita el bloque reiterará su posición de defensa del acuerdo político que daría viabilidad a la aprobación de la nueva Ley de Comunicación.
Pero más allá del papel del bloque, Cordero se jugó otra carta cuando dio a conocer que el presidente Correa está mal informado de los términos del acuerdo suscrito por todos los bloques legislativos, situación imprevista para los asambleístas y más después de que fue el mismo Cordero quien en un diálogo directo le explicó al Mandatario los términos del acuerdo de los bloques, un día después de que fue suscrito, y, según sus propias palabras, el Presidente había quedado conforme con lo alcanzado.
La revelación del titular de la Asamblea pone el dedo en la llaga del Poder Ejecutivo, dos días después de que Correa anunciara públicamente que se negaría a aceptar el acuerdo firmado también con quienes considera representantes de la vieja política y partidocracia.
Con esto, el Jefe de Estado dio un paso adelante y logró desequilibrar al bloque oficialista, varios de cuyos integrantes dudaron sobre mantener o no el acuerdo con los cuestionamientos del Ejecutivo.
Esta situación puso un peso adicional sobre las espaldas de Cordero y sus colaboradores en el bloque, quienes tienen hasta hoy el reto de sostener el acuerdo, incluso por sobre las discrepancias en el bloque. “Yo aspiro a que actuemos responsablemente, en particular los que suscribieron el acuerdo; hacer lo contrario sería desconocer lo que se ha suscrito de manera libre, voluntaria, con conocimiento de causa. Por lo tanto, exhorto a aquellos que hoy están pretendiendo desconocer el documento, pasemos a debatir qué es lo que no están de acuerdo”, dijo enfáticamente Mauro Andino (PAIS), ayer, mientras otros, como su correligionaria Betty Carrillo, anunciaban, al mismo tiempo, no estar de acuerdo con el total del contenido del acta suscrita.
Bajo estas condiciones, el almuerzo en Carondelet es crucial para PAIS, que tiene el reto de conseguir un acuerdo que deje satisfecho al bloque y al presidente Correa, que emita una respuesta satisfactoria en torno a la ley y que finalmente despeje las dudas sobre la posición del Primer Mandatario sobre su bloque, fórmula que parece difícil de conseguir.
Pero además del bloque, para el presidente Correa la reunión también es crucial para definir su postura y peso real ante sus legisladores, no solo en referencia a la Ley de Comunicación, sino a la posición del régimen en las leyes que aún son prioritarias para el plan del Gobierno.
Ya Cordero reiteró su posición ayer. Públicamente se adelantó a las reacciones de la Presidencia y aclaró que en la cita el bloque reiterará su posición de defensa del acuerdo político que daría viabilidad a la aprobación de la nueva Ley de Comunicación.
Pero más allá del papel del bloque, Cordero se jugó otra carta cuando dio a conocer que el presidente Correa está mal informado de los términos del acuerdo suscrito por todos los bloques legislativos, situación imprevista para los asambleístas y más después de que fue el mismo Cordero quien en un diálogo directo le explicó al Mandatario los términos del acuerdo de los bloques, un día después de que fue suscrito, y, según sus propias palabras, el Presidente había quedado conforme con lo alcanzado.
La revelación del titular de la Asamblea pone el dedo en la llaga del Poder Ejecutivo, dos días después de que Correa anunciara públicamente que se negaría a aceptar el acuerdo firmado también con quienes considera representantes de la vieja política y partidocracia.
Con esto, el Jefe de Estado dio un paso adelante y logró desequilibrar al bloque oficialista, varios de cuyos integrantes dudaron sobre mantener o no el acuerdo con los cuestionamientos del Ejecutivo.
Esta situación puso un peso adicional sobre las espaldas de Cordero y sus colaboradores en el bloque, quienes tienen hasta hoy el reto de sostener el acuerdo, incluso por sobre las discrepancias en el bloque. “Yo aspiro a que actuemos responsablemente, en particular los que suscribieron el acuerdo; hacer lo contrario sería desconocer lo que se ha suscrito de manera libre, voluntaria, con conocimiento de causa. Por lo tanto, exhorto a aquellos que hoy están pretendiendo desconocer el documento, pasemos a debatir qué es lo que no están de acuerdo”, dijo enfáticamente Mauro Andino (PAIS), ayer, mientras otros, como su correligionaria Betty Carrillo, anunciaban, al mismo tiempo, no estar de acuerdo con el total del contenido del acta suscrita.
Bajo estas condiciones, el almuerzo en Carondelet es crucial para PAIS, que tiene el reto de conseguir un acuerdo que deje satisfecho al bloque y al presidente Correa, que emita una respuesta satisfactoria en torno a la ley y que finalmente despeje las dudas sobre la posición del Primer Mandatario sobre su bloque, fórmula que parece difícil de conseguir.