martes, 19 de octubre de 2010

Ministro alemán rechaza un sistema de puntos para inmigrantes

El ministro del Interior alemán, Thomas de Maizire, se mostró hoy contrario a introducir un sistema de puntos para los trabajadores inmigrantes cualificados, tal y como exigió ayer el titular de Economía, el liberal Rainer Brüderle.

El ministro Brüderle propuso ayer una rebaja del salario bruto anual mínimo de los empleados extranjeros cualificados, de los actuales 66.000 euros a 40.000, para permitir la llegada de nuevos trabajadores con derecho a permanecer legalmente en Alemania.

El creciente debate sobre la integración de los inmigrantes en la sociedad alemana enfrenta desde hace semanas a los tres partidos de la coalición de Gobierno en Berlín, la Unión Democristiana (CDU), su "hermana" en Baviera la Unión Socialcristiana (CSU), y el Partido Liberal (FDP).

"Todos parlotean sobre el tema sin tener en cuenta las circunstancias y la situación jurídica", advirtió De Maizire a la televisión pública ZDF.

Para el ministro del Interior, "la legislación actual es muy beneficiosa para los inmigrantes cuando se utiliza de manera inteligente".

Indirectamente, De Maizire criticó la propuesta de Brüderle, por ser "beneficiosa para los empresarios" a costa de "reducir los salarios de los afectados".

Sin embargo, saludó la idea de reconocer las titulaciones de miles de inmigrantes que ya viven en Alemania, planteada por la ministra de Educación, la también cristianodemócrata Annette Schavan, que beneficiaría a unos 300.000 extranjeros, según datos del Gobierno.

El Ministerio de Economía estima que el país precisa 36.000 ingenieros y 66.000 informáticos, y que la falta de mano de obra cualificada provocó pérdidas en 2009 de 15 millones de euros.

El cruce de acusaciones entre los partidos del Gobierno se enmarca en el debate surgido por la integración de los extranjeros en Alemania a partir de la publicación del polémico libro "Alemania se desintegra", del ex político socialdemócrata y ex miembro del Bundesbank Thilo Sarrazin.

Su obra critica la falta de integración de los musulmanes -unos cuatro millones en Alemania- y sugiere que su capacidad intelectual es inferior a la de los demás inmigrantes.

El presidente de la CSU y primer ministro del estado federado de Baviera, Horst Seehofer, propuso el pasado viernes rechazar la llegada de "inmigrantes de otros ámbitos culturales" y estimó que "Alemania no debe convertirse en el asistente social del mundo".

"Alemania no es un país de inmigración", sentenció Seehofer.

En este sentido, la propia canciller Angela Merkel reconoció recientemente que los esfuerzos para "construir una sociedad multicultural" han "fracasado absolutamente" en Alemania.