jueves, 7 de octubre de 2010

Homologación salarial no merma el malestar en FF.AA.

El anuncio de los ministros de Defensa, Javier Ponce, y del Interior, Gustavo Jalkh, del incremento salarial para casi 5.000 miembros de las Fuerzas Armadas (FF.AA.), específicamente en los grados de mayor, capitán, suboficial mayor y suboficial primero no aligera el malestar en la milicia.

El conflicto causado por la reforma que el “Congresillo” hizo a la Ley de Personal de las Fuerzas Armadas, en el 2008, incrementó entre dos y tres años la permanencia de los uniformados en esos rangos y sus equivalentes en la Armada.

La imposibilidad de ascender los dejó fuera del alza salarial que empezó en junio de 2006, hasta que lograran el grado superior que obtuvieron sus compañeros con menos años.

Ocho personas, entre oficiales y miembros de tropa de las tres ramas, que se verán beneficiados con ese incremento, que será de unos 540 dólares, explicaron a este Diario que la solución ofrecida por Ponce y Jalkh no es completa porque ellos fueron perjudicados por ese error, admitido por el titular de Defensa, desde el 2008. Todos ellos pidieron la reserva porque su pronunciamiento rompe el reglamento militar.

“¿Quién nos va a pagar lo que no recibimos por ese tiempo?”, reclamó un suboficial que pidió la reserva de su identidad para evitar represalias. Oficiales también señalaron que el retroactivo que percibirán en estos días ayuda pero no suple lo que dejaron de recibir por casi año y medio de labores.

La explicación técnica que recibieron los oficiales y tropa, cuando fueron a reclamar por la disminución de sus haberes, en el 2008, fue que la Secretaría Técnica de Desarrollo de Recursos Humanos y Remuneraciones del Sector Público (Senres) había eliminado del escalafón civil el rango de “Director Técnico de Área”, que era al que ellos estaban asignados y por eso quedaban en el “limbo”.

A ese hecho, recordaron los militares consultados, vino la desaparición del beneficio de la canasta navideña y la entrega de juguetes para los hijos de los miembros de las tres ramas de las FF.AA., ocurrida en diciembre de ese mismo año.

El perjuicio también afectó a quienes tuvieron que dejar la institución por la modificación en el tiempo de servicio de cada rango. Un suboficial retirado denunció que nadie les entregará el dinero que dejaron de recibir en sus últimos años de vida laboral. Incluso, la cesantía y la pensión se redujo drásticamente.

El proceso de homologación salarial para las Fuerzas Armadas nació, según un ex oficial que perteneció a la cúpula naval, de una conversación que tuvo el ex presidente de la República, Alfredo Palacio, con una oficial de la Armada que pertenecía al grupo de edecanes de su seguridad, contó un oficial retirado.

Detalló que Palacio al conocer que la uniformada ganaba 200 dólares mensuales, dispuso el plan de mejoras en la remuneración castrense.

Pero desde la puesta en marcha del plan, el desacuerdo fue evidente en la tropa por la diferencia entre sus sueldos comparados con los de la oficialidad. Pero adicional a ese malestar está latente la pérdida de las bonificaciones que reciben por ascensos y condecoraciones, según dispone la Ley de Servicio Público, que entrará en vigencia en estos días.