lunes, 21 de febrero de 2011

La Senplades es el motor de desarrollo del Gobierno

Los cerca de 300 empleados de la matriz en Quito tienen un promedio de 33,5 años. Día a día caminan hasta sus cubículos divididos por paneles de media altura. Ahí escriben en su computador o revisan su celular. El uniforme es libre. Los pantalones jean, las camisas y las faldas estilo hippie son las preferidas. Lo que es casi obligatorio es tener títulos de cuarto nivel y los que no lo tienen pueden acceder a un plan de estudios.

Todos parecen conocerse, no les disgusta ponerse de lado para que uno de sus apurados compañeros pase por alguno de los pasillos que en ciertos pisos puede estrecharse hasta menos de un metro. Distancia imposible para el paso de dos personas al mismo tiempo.

Ningún trabajo está completo si no tiene la base conceptual y para encontrarla, Senplades es el mejor lugar. Por eso un grupo de expertos fuera de la institución lleva adelante un trabajo con las comunidades para definir los marcos conceptuales de la plurinacionalidad y la interculturalidad. El ritmo de trabajo aquí requiere, según uno de sus funcionarios, tomar un par de Red Bulls diarios.

Entre los trabajadores de la subdirección hay una queja general: no existe ni un formato unificado ni una cultura del manejo de información en las instituciones públicas por tanto el trabajo también pasa por unificar los formatos y luego de eso ponerlos a disposición. El trabajo también es emitir normas para unificar el manejo de la información pública.

La otra mitad está destinada al despacho de René Ramírez y de dos de sus asistentes más cercanos. Hay una sala de espera decorada con dos guardias de seguridad. Cuando hay visitas ministeriales ese número crece.