Alicante (España). EFE. El ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja abogó hoy por impulsar la integración económica en Latinoamérica para lograr después la política, y señaló que los problemas trasnacionales le hacen observar ciertos síntomas de "la caducidad del Estado" en el mundo.
Borja se expresó así en una entrevista con Efe en la ciudad española de Alicante (este), donde hoy participó en el ciclo de conferencias sobre pobreza, justicia social y gobernabilidad en América Latina, organizado por Obra Social de Caja Mediterráneo (CAM).
El que fuera presidente de Ecuador entre 1988 y 1992 subrayó que "la respuesta" a esa "caducidad" es la "integración política", lo que permitiría a los estados aunar esfuerzos e iniciativas para solucionar los problemas trasnacionales que afectan al mundo.
Dentro de ese contexto, abogó por un proceso de integración económica para "ir después a la integración política en América Latina", como "ha hecho Europa".
Sin embargo, manifestó que no ve "la posibilidad inmediata" o a corto plazo de una integración política en América Latina porque los gobernantes y políticos latinoamericanos "siguen aferrados al concepto decimonónico de soberanía".
Además, remarcó, se deben hacer "enormes esfuerzos" de justicia social y equidad distributiva al haber un proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, lo que afecta a la paz, a la gobernabilidad y al desarrollo económico de los pueblos latinoamericanos.
Las grandes corporaciones trasnacionales privadas "se han adelantado al proceso de integración económica entre ellas, a través de un sistema de megafusiones que empezó en la última década del siglo XX y que ha dado como resultado la generación de empresas gigantescas, de tamaños colosales", aseguró Borja.
"Aunque no lo dicen, han entrado a disputar al Estado" en sus "facultades soberanas" y en "el ejercicio de algunas de sus atribuciones políticas", lo que "amenaza" las independencias nacionales, según el ex presidente ecuatoriano.
Precisamente, la integración económica y política en América Latina podría contrarrestar estas "nuevas amenazas de la era de la revolución digital", dijo.
En su opinión, el papel que deberían desempeñar la Unión Europea y EEUU a favor del proceso de integración económica en la región pasa por promover la justicia social internacional, no interferir en los asuntos internos de los países latinoamericanos y establecer aperturas comerciales en términos de equidad.
En cuanto a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Borja indicó que debería englobar a las dos entidades "integracionistas" existentes en la actualidad: la Comunidad Andina de Naciones y el Mercado del Sur (Mercosur).
Además, no debería "ser, como es hoy, un foro" donde se luzcan las cualidades "retóricas" de los mandatarios latinoamericanos, sino "una institución orgánica que se dedicara a producir efectos concretos, medibles y cuantificables en el tema de la integración económica".
Sobre las revueltas populares que se registran en la zona del Magreb, consideró "impensable" que se produzca un fenómeno similar en Latinoamérica, porque "casi todos los países árabes son teocracias", un sistema de gobierno que no se da en Sudamérica "desde los tiempos de la Revolución francesa".
Borja se expresó así en una entrevista con Efe en la ciudad española de Alicante (este), donde hoy participó en el ciclo de conferencias sobre pobreza, justicia social y gobernabilidad en América Latina, organizado por Obra Social de Caja Mediterráneo (CAM).
El que fuera presidente de Ecuador entre 1988 y 1992 subrayó que "la respuesta" a esa "caducidad" es la "integración política", lo que permitiría a los estados aunar esfuerzos e iniciativas para solucionar los problemas trasnacionales que afectan al mundo.
Dentro de ese contexto, abogó por un proceso de integración económica para "ir después a la integración política en América Latina", como "ha hecho Europa".
Sin embargo, manifestó que no ve "la posibilidad inmediata" o a corto plazo de una integración política en América Latina porque los gobernantes y políticos latinoamericanos "siguen aferrados al concepto decimonónico de soberanía".
Además, remarcó, se deben hacer "enormes esfuerzos" de justicia social y equidad distributiva al haber un proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, lo que afecta a la paz, a la gobernabilidad y al desarrollo económico de los pueblos latinoamericanos.
Las grandes corporaciones trasnacionales privadas "se han adelantado al proceso de integración económica entre ellas, a través de un sistema de megafusiones que empezó en la última década del siglo XX y que ha dado como resultado la generación de empresas gigantescas, de tamaños colosales", aseguró Borja.
"Aunque no lo dicen, han entrado a disputar al Estado" en sus "facultades soberanas" y en "el ejercicio de algunas de sus atribuciones políticas", lo que "amenaza" las independencias nacionales, según el ex presidente ecuatoriano.
Precisamente, la integración económica y política en América Latina podría contrarrestar estas "nuevas amenazas de la era de la revolución digital", dijo.
En su opinión, el papel que deberían desempeñar la Unión Europea y EEUU a favor del proceso de integración económica en la región pasa por promover la justicia social internacional, no interferir en los asuntos internos de los países latinoamericanos y establecer aperturas comerciales en términos de equidad.
En cuanto a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Borja indicó que debería englobar a las dos entidades "integracionistas" existentes en la actualidad: la Comunidad Andina de Naciones y el Mercado del Sur (Mercosur).
Además, no debería "ser, como es hoy, un foro" donde se luzcan las cualidades "retóricas" de los mandatarios latinoamericanos, sino "una institución orgánica que se dedicara a producir efectos concretos, medibles y cuantificables en el tema de la integración económica".
Sobre las revueltas populares que se registran en la zona del Magreb, consideró "impensable" que se produzca un fenómeno similar en Latinoamérica, porque "casi todos los países árabes son teocracias", un sistema de gobierno que no se da en Sudamérica "desde los tiempos de la Revolución francesa".