miércoles, 20 de octubre de 2010

El rastro del caso Texaco está intacto

Texaco operó en la Amazonía entre 1972 y 1990. Era el socio minoritario (37,5%) del ex consorcio CEPE, actual Petroecuador, que tenía el 62,5% del área concesionada.

Donald Moncayo, del Frente de Afectados de Texaco, asegura que cuando la petrolera dejó la zona, esta no hizo una remediación ambiental técnica. “El petróleo sigue en las fosas filtrándose y contaminando el agua. Solo pusieron tierra y aserrín sobre las piscinas de crudo”.

Chevron niega ser responsable. Dice que se trataron 162 de las 430 piscinas identificadas que es la cantidad proporcional a la participación con CEPE. Se invirtieron USD 40 millones.

James Craig, vocero oficial para América Latina de la petrolera, informó el viernes que el Gobierno ecuatoriano verificó la remediación en 1998 y no halló anomalías. “La compañía fue liberada de responsabilidad”.

En 1993, 76 personas que dijeron ser afectadas firmaron una demanda contra la empresa que se tramitó en EE.UU. El juicio duró hasta el 2001, cuando un Tribunal de Distrito de EE.UU. dijo que el caso no era de su jurisdicción.

Se abrió un nuevo juicio en la Corte de Nueva Loja, en Ecuador (ver cronología). Si los demandantes ganan el proceso en Ecuador, Chevron podría verse obligada a pagar USD 27 000 millones por daños ambientales.

El Frente de Afectados de Texaco organizó la semana pasada un recorrido por las zonas afectadas en Aguarico 4, Aguarico 5 y Sacha Norte 2, en Orellana y Sucumbíos.

En el libro ‘Las palabras de la selva’, de Carlos Martín Beristain, Darío Páez Rovira e Itziar Fernández, se dice que en el área de influencia petrolera de Orellana y Sucumbíos se registraron 306 casos de cáncer en el 2007.

Este aún es un subregistro, según los autores, porque no todos los afectados saben que tienen la enfermedad y fallecen antes de saberlo en las comunas lejanas.

El director del área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar, Jaime Breilh, dice que “en el área de explotación petrolera el riesgo de contraer cáncer es más alto que en otras por el grado de exposición”.

Wilmon Moreno, de 41años, asegura que contrajo cáncer a la piel por estar en contacto permanente con el agua del río Napo, en San Roque (Orellana).

El vocero James Craig dice que los estudios presentados por los demandantes se hicieron con base en encuestas y que no representan una prueba sólida. “No son una evidencia de que alguien tenga alguna enfermedad o de que haya sido causada por una empresa”.

Ninguno de los afectados, agrega, ha presentado un diagnóstico médico ni un certificado de defunción para afirmar eso de Chevron durante el juicio.