PEKÍN. China multiplicó últimamente sus inversiones en América Latina en minería e hidrocarburos, pero también en infraestructuras ferroviarias y siderurgia, reforzando y diversificando de esa manera su presencia en una región que registra un fuerte crecimiento económico.
En los últimos años, los responsables chinos multiplicaron las visitas "económicas" a América Latina, firmando acuerdos de inversión y explotación con países productores de petróleo como Venezuela, México, Brasil, Argentina, Ecuador y Colombia.
En julio pasado, China entregó a Venezuela, país amigo, la primera parte de un crédito de 20.000 millones de dólares para financiar 19 proyectos de desarrollo.
En abril, el gigante chino CNPC anunció que iba a pagar un tique de entrada de 900 millones de dólares a Venezuela para acceder a una reserva de petróleo en la cuenca del Orinoco.
También en abril, un responsable chino anunció que Perú se había convertido en el principal receptor de capitales chinos en América Latina con 1.400 millones de dólares invertidos, de los cuales 1.100 en la minería.
Sin embargo, el país que más atrae a las empresas chinas es Brasil, debido especialmente a sus inmensas necesidades de financiamiento de infraestructuras.
"Más del 50% de las oportunidades de inversiones chinas en América Latina están concentradas en Brasil", declaró a la AFP Gerardo Mato, jefe de la división latinoamericana del banco HSBC, en el foro de inversores China-América Latina que se celebró en Pekín días pasados.
Para la preparación del Campeonato Mundial de fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016, ambos en Brasil, "se habla de cifras que van de 60.000 a 120.000 millones de dólares" y los chinos podrían llevarse su parte, indicó el banquero.
China no se contenta con comprar hierro brasileño sino que comienza a fabricar acero en Brasil, como lo ilustra el acuerdo firmado entre las empresas brasileña LLX y china Wuhan Iron and Steel, que invertirán 5.000 millones de dólares en la construcción de una usina siderúrgica.
El empuje chino abarca otros sectores, como el de los ferrocarriles, en particular el de trenes de alta velocidad, en el que el líder francés TGV se ve desafiado por empresas chinas en los proyectos brasileño Río de Janeiro-Sao Paulo y argentino Buenos Aires-Córdoba.
Hace unas semanas, China y Argentina, firmaron acuerdos en el sector ferroviario por un monto de 10.000 millones de dólares.
Por su lado, las empresas latinoamericanas apuntan más a buscar "posibilidades de financiamiento" para su desarrollo en su propios países que a invertir en China, indicó Mato.
La semana pasada, el brasileño Vale, primer productor mundial de hierro, anunció que iba a recibir un préstamo de unos 1.200 millones para financiar la construcción de 12 embarcaciones de gran porte destinadas al transporte del mineral hacia China, su principal cliente.
A fines de 2009, la petrolera brasileña Petrobras obtuvo en China una línea de crédito de 10.000 millones de dólares en diez años para financiar su programa de inversión 2008-2013.
Estados Unidos, que ejerce una influencia predominante en América Latina, declaró que era favorable a las inversiones chinas.
"No se trata de una amenaza", dijo en agosto pasado el secretario de Estado adjunto estadounidense para América Latina, Arturo Valenzuela, durante una visita de cinco días a China. (AFP)
En los últimos años, los responsables chinos multiplicaron las visitas "económicas" a América Latina, firmando acuerdos de inversión y explotación con países productores de petróleo como Venezuela, México, Brasil, Argentina, Ecuador y Colombia.
En julio pasado, China entregó a Venezuela, país amigo, la primera parte de un crédito de 20.000 millones de dólares para financiar 19 proyectos de desarrollo.
En abril, el gigante chino CNPC anunció que iba a pagar un tique de entrada de 900 millones de dólares a Venezuela para acceder a una reserva de petróleo en la cuenca del Orinoco.
También en abril, un responsable chino anunció que Perú se había convertido en el principal receptor de capitales chinos en América Latina con 1.400 millones de dólares invertidos, de los cuales 1.100 en la minería.
Sin embargo, el país que más atrae a las empresas chinas es Brasil, debido especialmente a sus inmensas necesidades de financiamiento de infraestructuras.
"Más del 50% de las oportunidades de inversiones chinas en América Latina están concentradas en Brasil", declaró a la AFP Gerardo Mato, jefe de la división latinoamericana del banco HSBC, en el foro de inversores China-América Latina que se celebró en Pekín días pasados.
Para la preparación del Campeonato Mundial de fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016, ambos en Brasil, "se habla de cifras que van de 60.000 a 120.000 millones de dólares" y los chinos podrían llevarse su parte, indicó el banquero.
China no se contenta con comprar hierro brasileño sino que comienza a fabricar acero en Brasil, como lo ilustra el acuerdo firmado entre las empresas brasileña LLX y china Wuhan Iron and Steel, que invertirán 5.000 millones de dólares en la construcción de una usina siderúrgica.
El empuje chino abarca otros sectores, como el de los ferrocarriles, en particular el de trenes de alta velocidad, en el que el líder francés TGV se ve desafiado por empresas chinas en los proyectos brasileño Río de Janeiro-Sao Paulo y argentino Buenos Aires-Córdoba.
Hace unas semanas, China y Argentina, firmaron acuerdos en el sector ferroviario por un monto de 10.000 millones de dólares.
Por su lado, las empresas latinoamericanas apuntan más a buscar "posibilidades de financiamiento" para su desarrollo en su propios países que a invertir en China, indicó Mato.
La semana pasada, el brasileño Vale, primer productor mundial de hierro, anunció que iba a recibir un préstamo de unos 1.200 millones para financiar la construcción de 12 embarcaciones de gran porte destinadas al transporte del mineral hacia China, su principal cliente.
A fines de 2009, la petrolera brasileña Petrobras obtuvo en China una línea de crédito de 10.000 millones de dólares en diez años para financiar su programa de inversión 2008-2013.
Estados Unidos, que ejerce una influencia predominante en América Latina, declaró que era favorable a las inversiones chinas.
"No se trata de una amenaza", dijo en agosto pasado el secretario de Estado adjunto estadounidense para América Latina, Arturo Valenzuela, durante una visita de cinco días a China. (AFP)