WASHINGTON. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, aseguró ayer que está listo para emprender una reforma integral migratoria al igual que los demócratas y la mayoría de los estadounidenses. Aseguró que los Estados Unidos no pueden olvidar que es una nación fundada por inmigrantes. "Ser estadounidense no es cuestión de sangre o nacimiento. Es un asunto de fe y de compartir las ideas y los valores que nos son tan importantes".
De acuerdo con el corresponsal en Washington del diario colombiano El Tiempo, Sergio Gómes, el mandatrio también aclaró en su tan esperado discurso, pronunciado ante unos 300 líderes políticos y sociales en la Universidad Americana, que los 11 millonesde ilegales que existen en su país tendrán que seguir un procedimiento por haber infringido la Ley: tendrían que registrarse, pagar impuestos y una multa para, finalmente, ponerse "en la fila de la inmigración legal".
Según el rotativo colombiano, el mandatario afirmó que, si bien entendía la frustración de algunos de sus compatriotas, es imposible deportar a 11 millones de personas, no solo por cuestiones lógisticas, sino también porque muchas de ellas tienes sus hijos estadounidenses, sus trabajos y son parte de la nación.
Obama aclaró que la reforma, que ya fracasó en 2006 y 2007 en el Congreso, no puede pasar sin los votos republicanos. "Una realidad política y matemática", dijo.
Ante un tema "que se presta a la demagogia, la cuestión es saber si tendremos la valentía de aprobar una ley en el Congreso", dijo Obama, quien no ofreció, sin embargo, ningún indicio de calendario que vaya a desbloquear las negociaciones con los republicanos.
Líderes demócratas en el Senado presentaron hace dos meses un esbozo de reforma integral que aún no ha sido introducida como proyecto de ley después de que un solo senador republicano, Lindsey Graham (Carolina del Sur), retirara su apoyo inicial a los esfuerzos.
Finalmente, la aprobación de una ley antiinmigrantes en Arizona, que obliga a la Policía de ese estado fronterizo con México a pedir papeles a personas bajo la sospecha razonable de que sean migrantes indocumentados, puso en las últimas semanas al Gobierno de Obama a la defensiva.
El presidente, quien considera que esa norma es exagerada, reaccionó anunciando el envío de 1 200 soldados más de la Guardia Nacional a la frontera sur, y luego su secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, anunció 1 000 agentes más para la Patrulla Fronteriza. (AFP)