El ritmo de inspecciones de empresas ha aumentado casi cuatro veces desde el último año del gobierno de Bush.
El diario, que citó cifras de la agencia de Inmigración y Aduanas, ICE (sigla en inglés), indicó que en el período fiscal 2008, EE.UU. deportó 369.221 personas, de las que 114.415 habían cometido algún delito.
En el período fiscal 2009, sumaron 387.790 las personas deportadas, de las cuales 136.126 eran delincuentes.
Desde que comenzó el período fiscal 2010 el 1 de octubre pasado, y hasta el 7 de junio, habían sido deportadas 227.163 personas de las cuales 113.453 habían cometido crímenes.
Esta intensificación de la represión es parte del esfuerzo más amplio del presidente Barack Obama para aplicar las leyes ya vigentes y en parte apunta a obtener el apoyo republicano para una reforma integral del sistema de inmigración.
El director de ICE, John Morton, ha dicho que se espera la deportación en este período fiscal, que concluye el 30 de septiembre, de unas 400.000 personas, incluidas las que son forzadas a abandonar el país o las que eligen irse.
El gobierno de Obama ha dejado a un lado la política del gobierno de Bush que lanzaba redadas en fábricas u otras empresas que empleaban indocumentados con el resultado de arrestos espectaculares de cientos de personas.
En lo que va de este año fiscal, sólo 765 trabajadores indocumentados habían sido arrestados en su sitio de empleo, comparado con 5.100 en 2008.
En cambio, la política de Obama se ha dirigido a las auditorías de los empleadores que estudian los documentos de trabajadores de 2.875 empresas sospechosas de contratar indocumentados, y a las que se han impuesto 6,4 millones de dólares en multas.