El sector arrocero continúa esperando que el Gobierno revise el precio del quintal de arroz, al alza, por lo cual ha protestado en los últimos meses.
Entre las peticiones que hacen está la exportación inmediata de las 150.000 toneladas a Venezuela, como lo afirma Wilman García, arrocero de la provincia de Los Ríos.
“Todavía no han exportado ni un solo grano. Estaban embarcando las primeras 25.000 toneladas, pero no hacen nada”, indica este mediano productor en un tono alarmante. Mientras que al hablar del precio del arroz siente decepción porque aduce que es mentira que le compren a 28 dólares.
La inquietud no es solo de él. Los demás comités productores de otras provincias protestaron por el precio de hasta 16 dólares que están pagando aún por la saca.
Otra de sus preocupaciones es que aún “el Banco Nacional de Fomento (BNF) no termina de cancelar las compras que realizó con anterioridad a algunos agricultores y por ese motivo hay intranquilidad y malestar general en el gremio”, dice.
El 26 de febrero de 2010 el Ministerio de Agricultura Ganadería Acuacultura y Pesca (Magap) ratificó el permiso para exportar arroz a Colombia, mediante el Acuerdo Ministerial No. 68 y el Tribunal Andino de Justicia, quienes apoyaron a Perú en su demanda interpuesta ante Colombia, luego de investigar que en ese país y en Ecuador no existe el hongo Tilletia Hórrida.
En base a esta resolución, los arroceros mantienen la posición de exportar para descongestionar el exceso de arroz existente en el campo y en las piladoras.
Por otro lado, Julio Carchi, productor arrocero de Daule, agrega que los pequeños y medianos agricultores siguen recibiendo por cada saca de 205 y 210 libras, entre 20 y 21 dólares, no más. Al igual que García, este arrocero asegura que suelen pagar hasta 16 dólares por la saca, lo que significa para ellos una pérdida económica, porque pagan deudas, reinvierten en nuevas cosechas y, además, deben transportar su producción.
García acota que el saldo de este año para el gremio arrocero de Los Ríos fue negativo en comercialización, precios y rendimiento.
Criticó el proceso de comercialización, porque no esta siendo efectuado de una manera correcta. “Los centros que abrió el Magap no han funcionado como esperábamos, pues los estándares de calidad son exigentes y por eso como productores no entregamos oportunamente el producto”, “y sucede que se desperdicia nuestra cosecha”, concluye.