El ingenio Ecudos arrancará la cosecha el 5 de julio en sus instalaciones de La Troncal (Cañar). Valdez tiene previsto comenzar a fines de este mes, pero no ha definido aún la fecha.
Tradicionalmente la cosecha de azúcar se realiza a mediados de junio; sin embargo, en esta ocasión por razones climatológicas San Carlos tuvo que retrasarla una semana. Inicialmente el arranque estaba previsto para el pasado 14 de junio.
Según Carlos Mayorga, director de relaciones industriales del ingenio azucarero, para este año se espera obtener una producción de 3’400.000 sacos de 50 kg, que abastecerá el mercado local.
En abril pasado se registraron problemas en el abastecimiento en tiendas y mercados de varias ciudades, lo que produjo el incremento en el precio de venta al público (la funda de 2 kilos subió a $ 1,60 y hasta $ 2). Y por ello los ingenios tomaron la iniciativa de vender directamente al público el producto.
Juan Espinar, director de comunicación de Valdez, descartó que haya habido desabastecimiento, y sostuvo que para este año pronostica que ese ingenio sacará al mercado un aproximado de 3 millones de sacos de azúcar, el año pasado habría tenido una producción de 2’800.000 sacos.
También negó un desabastecimiento el presidente ejecutivo del Ecudos, Stanley Vera, quien acotó que la zafra en ese ingenio (incautado a los ex accionistas de Filanbanco), se iniciará el 5 de julio por el clima de la región, que provoca que su producción siempre demore un poco más que en otros ingenios. El año pasado comenzó el 13 de julio.
Esas declaraciones las dio ayer durante el Primer Congreso Nacional de Eficiencia energética y producción más limpia, que se realizó en la azucarera (situada vía a Naranjal). En este participaron los presidentes, delegados y trabajadores de los distintos ingenios, industrias de alcohol, involucrados en la actividad y la ministra de Ambiente, Marcela Aguiñaga, quien dijo apoyar esas iniciativas, tanto de empresas públicas como privadas.
El evento, que seguirá hoy y mañana en el hotel Ramada de Guayaquil, pretende incentivar nuevas formas de utilización de la biomasa (desecho de alimentos o desperdicios orgánicos) para crear energía a través de procesos industriales que sean más limpios.