El exceso de chocolates, alimentos grasos y bebidas alcohólicas puede dejar más de una secuela en las fiestas de Navidad y de Fin de Año. Las personas que más riesgos representan son aquellas que padecen enfermedades como diabetes, hipertensión (en este grupo están quienes tienen colesterol y triglicéridos altos), obesidad y gastritis.
Mario Acosta, médico que en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz, de Quito, trata a niños con diabetes, señala que los infantes con este cuadro no deben cohibirse de dulces. Pero aclara que los caramelos, chocolates, chupetes… deben ser exclusivamente dietéticos. “Con esto no pasa nada, pero siempre debe haber un control médico estricto. Una cosa bastante importante es que en estas fechas la gente no descuide los tratamientos que regularmente se aplica”.
La diabetes es un trastorno del metabolismo caracterizado por niveles no controlados de glucosa en la sangre. Lo normal es de 70 a 100 en ayunas y entre 70 y 140 después de comer. En personas con diabetes pueden bajar hasta 60 o dispararse a 150.
Para que eso no ocurra -dice Acosta- es bueno que en los adultos también se controle el consumo de bebidas. “Nunca tome alcohol en ayunas. Hay que dejar en claro que es recomendable solamente una copa, pero después de comer algo. Caso contrario la bebida disminuye el azúcar en el hígado y puede presentarse hipoglicemia, es decir, baja considerable de la glucosa”.
Si prefiere vinos, el médico recomienda aquellos que no sean dulces, porque también favorecen al aumento de azúcares. Cuando aquello ocurre hay el riesgo de que la persona presente hipotermia o deshidratación.
En el momento de comer -según Acosta- es perjudicial que una persona con diabetes espere desde el almuerzo hasta la cena (23:00 ó 24:00). “Es muy importante que a las 20:00 se coma un sándwich, por ejemplo”. Porque si se inyecta insulina y no hay nada en el organismo, la glucosa bajará y pueden presentarse mareos, sudor, dolores de cabeza, irritabilidad o desmayos.
Según el médico, lo importante en esta fechas también es ejercitar el cuerpo (caminatas, trotes, gimnasia...) por lo menos media hora en la mañana. Estas actividades ayudarán a quemar las grasas que se acumulan durante las cenas.
Mario Acosta, médico que en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz, de Quito, trata a niños con diabetes, señala que los infantes con este cuadro no deben cohibirse de dulces. Pero aclara que los caramelos, chocolates, chupetes… deben ser exclusivamente dietéticos. “Con esto no pasa nada, pero siempre debe haber un control médico estricto. Una cosa bastante importante es que en estas fechas la gente no descuide los tratamientos que regularmente se aplica”.
La diabetes es un trastorno del metabolismo caracterizado por niveles no controlados de glucosa en la sangre. Lo normal es de 70 a 100 en ayunas y entre 70 y 140 después de comer. En personas con diabetes pueden bajar hasta 60 o dispararse a 150.
Para que eso no ocurra -dice Acosta- es bueno que en los adultos también se controle el consumo de bebidas. “Nunca tome alcohol en ayunas. Hay que dejar en claro que es recomendable solamente una copa, pero después de comer algo. Caso contrario la bebida disminuye el azúcar en el hígado y puede presentarse hipoglicemia, es decir, baja considerable de la glucosa”.
Si prefiere vinos, el médico recomienda aquellos que no sean dulces, porque también favorecen al aumento de azúcares. Cuando aquello ocurre hay el riesgo de que la persona presente hipotermia o deshidratación.
En el momento de comer -según Acosta- es perjudicial que una persona con diabetes espere desde el almuerzo hasta la cena (23:00 ó 24:00). “Es muy importante que a las 20:00 se coma un sándwich, por ejemplo”. Porque si se inyecta insulina y no hay nada en el organismo, la glucosa bajará y pueden presentarse mareos, sudor, dolores de cabeza, irritabilidad o desmayos.
Según el médico, lo importante en esta fechas también es ejercitar el cuerpo (caminatas, trotes, gimnasia...) por lo menos media hora en la mañana. Estas actividades ayudarán a quemar las grasas que se acumulan durante las cenas.