El ministro de Agricultura, Ramón Espinel, aseguró estar haciendo esfuerzos para solucionar la sobreoferta de arroz en el país. La primera solución es la exportación.
El Instituto Nacional de Desarrollo Agrario (INDA) permanecerá operativo 6 meses más. Así lo informó ayer el ministro de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Ramón Espinel, quien precisó que ese será el plazo para que la institución resuelva los conflictos de tierras.
Tras el cierre temporal de las delegaciones regionales y direcciones provinciales realizado el pasado 25 de mayo, por supuestas irregularidades en la adjudicación de tierras, las competencias de la entidad quedaron reducidas a trabajos administrativos. Las facultades que tenía, “como la titulación, expropiación y adjudicación de tierras” fueron transferidas a la nueva Subsecretaría de Tierras y Reforma Agraria que fue creada para este cometido, indicó el funcionario.
Espinel aseguró que la estabilidad de los trabajadores estará garantizada, “en la medida en que estén cumpliendo con sus funciones. Se está haciendo una evaluación de su trabajo, para atenderlos debidamente”.
En cuanto a las soluciones que se están aplicando para contrarrestar la sobreoferta de arroz en el país, el secretario del ramo sostuvo que se continúa con el proceso de embarque de las 150 mil toneladas de la gramínea que serán exportadas a Venezuela. “No las podemos enviar de golpe. En este momento se está cargando el buque con las primeras 25 mil toneladas. La semana siguiente saldrán otras 25 mil, hasta concretar el cupo”, expresó.
Negó que exista un problema de almacenamiento de la gramínea, porque existe suficiente espacio. “El silo de Babahoyo que tiene una capacidad de 30 mil toneladas apenas tiene unas 14 mil recibidas. Además se está trabajando con varias piladoras que están procesando el arroz para movilizarlo a bodegas en Quito para que sea consumido”.
Pese a ello, los agricultores no han cesado sus quejas ante la supuesta falta de espacio para hacinar el grano. La distancia que estos tienen con los 50 centros de acopio, abiertos por el Gobierno, sería el problema, según la autoridad.
“Los agricultores que están en zonas más alejadas no tienen oportunidad de llegar a tiempo con su arroz y prefieren venderlo en otras partes”. A veces permitiendo que se les pague menos del precio oficial, fijado en $28 por saca.
Sin embargo, el presidente del Centro Agrícola Cantonal de Daule, Lautaro Arreaga, señaló que tardíamente, en septiembre, el Gobierno contrató varias piladoras para que recepten el arroz, las que estaban abarrotadas de producto comprado a 18 y 20 dólares, que la UNA (Unidad Nacional de Almacenamiento) se los compró a 26 dólares. “Todavía se oye el grito regocijante de los industriales ¡Viva la UNA”
Para maquillar todo este escarnio, dijo, “tomaron varios dirigentes comprometidos para que nombraran veedores, que, sin voz, y sin voto resultaron alcahuetes rentados del festín arrocero 2009”
Añadió que para el 2010 las cosas han empeorado, porque hay menos centros de acopio debido a que muchas de las piladoras, no renovaron contrato, porque la UNA demoró en pagarles el arroz pilado.
El Instituto Nacional de Desarrollo Agrario (INDA) permanecerá operativo 6 meses más. Así lo informó ayer el ministro de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Ramón Espinel, quien precisó que ese será el plazo para que la institución resuelva los conflictos de tierras.
Tras el cierre temporal de las delegaciones regionales y direcciones provinciales realizado el pasado 25 de mayo, por supuestas irregularidades en la adjudicación de tierras, las competencias de la entidad quedaron reducidas a trabajos administrativos. Las facultades que tenía, “como la titulación, expropiación y adjudicación de tierras” fueron transferidas a la nueva Subsecretaría de Tierras y Reforma Agraria que fue creada para este cometido, indicó el funcionario.
Espinel aseguró que la estabilidad de los trabajadores estará garantizada, “en la medida en que estén cumpliendo con sus funciones. Se está haciendo una evaluación de su trabajo, para atenderlos debidamente”.
En cuanto a las soluciones que se están aplicando para contrarrestar la sobreoferta de arroz en el país, el secretario del ramo sostuvo que se continúa con el proceso de embarque de las 150 mil toneladas de la gramínea que serán exportadas a Venezuela. “No las podemos enviar de golpe. En este momento se está cargando el buque con las primeras 25 mil toneladas. La semana siguiente saldrán otras 25 mil, hasta concretar el cupo”, expresó.
Negó que exista un problema de almacenamiento de la gramínea, porque existe suficiente espacio. “El silo de Babahoyo que tiene una capacidad de 30 mil toneladas apenas tiene unas 14 mil recibidas. Además se está trabajando con varias piladoras que están procesando el arroz para movilizarlo a bodegas en Quito para que sea consumido”.
Pese a ello, los agricultores no han cesado sus quejas ante la supuesta falta de espacio para hacinar el grano. La distancia que estos tienen con los 50 centros de acopio, abiertos por el Gobierno, sería el problema, según la autoridad.
“Los agricultores que están en zonas más alejadas no tienen oportunidad de llegar a tiempo con su arroz y prefieren venderlo en otras partes”. A veces permitiendo que se les pague menos del precio oficial, fijado en $28 por saca.
Sin embargo, el presidente del Centro Agrícola Cantonal de Daule, Lautaro Arreaga, señaló que tardíamente, en septiembre, el Gobierno contrató varias piladoras para que recepten el arroz, las que estaban abarrotadas de producto comprado a 18 y 20 dólares, que la UNA (Unidad Nacional de Almacenamiento) se los compró a 26 dólares. “Todavía se oye el grito regocijante de los industriales ¡Viva la UNA”
Para maquillar todo este escarnio, dijo, “tomaron varios dirigentes comprometidos para que nombraran veedores, que, sin voz, y sin voto resultaron alcahuetes rentados del festín arrocero 2009”
Añadió que para el 2010 las cosas han empeorado, porque hay menos centros de acopio debido a que muchas de las piladoras, no renovaron contrato, porque la UNA demoró en pagarles el arroz pilado.