lunes, 30 de agosto de 2010

Texaco-Chevron, un proceso de suspenso por daño ambiental

Un deteriorado edificio judicial que además alberga el casino local en la ciudad de Lago Agrio, en la selva amazónica, es la insólita sede del mayor juicio por daños ambientales de la historia.

En el primer piso, la gente juega por centavos en el bingo The Mirage y en la sala de tragamonedas. Tres pisos más arriba, en la Corte Provincial de Sucumbíos, hay 27.000 millones de dólares en juego.

Ese monto es el que le reclaman los campesinos locales y tribus nativas al gigante petrolero estadounidense Chevron Corp (CVX.N) para financiar la limpieza de las zonas que dicen que fueron contaminadas por prácticas inadecuadas de perforación en las décadas de 1970 y 1980.

La pintura está rajada y despegándose en las oficinas del juez del cuarto piso con vista a Lago Agrio, una ciudad del norte de Ecuador, cercana a la frontera con Colombia.

Los frecuentes cortes en el suministro eléctrico detienen los equipos de acondicionador de aire del edificio y hacen sudar a apostadores y funcionarios judiciales, mientras el magistrado Leonardo Ordóñez revisa miles de páginas de evidencias.

El juez dice que se llegará a un veredicto en el 2011, tras 18 años de litigio en las cortes de Estados Unidos y Ecuador.

A medida que se acerca el fallo, cada lado acusa al otro de presentar evidencias fraudulentas, mientras que en Estados Unidos y Europa hay un montón de acciones legales relacionadas en curso.

Los inversionistas y la industria del petróleo están atentos a ver si Chevron tiene que pagar una indemnización por los enormes daños causados, lo que sentaría un precedente que podría avivar otras grandes demandas contra las compañías petroleras acusadas de contaminar en todo el mundo.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se ha solidarizado públicamente con los demandantes.

La compañía -que acusó al Gobierno de interferir- promete apelar cualquier decisión adversa.

La querella señala que Texaco -una petrolera que Chevron compró en el 2001- dañó grandes zonas de la jungla ecuatoriana al verter desechos de la perforación en pozos no pautados y dejarlos podrirse, una acusación que la compañía rechaza.

Chevron dice que limpió los pozos de los que era responsable antes de entregárselos a la firma petrolera del Estado ecuatoriano, Petroecuador, que todavía opera en Lago Agrio.

“Si hay contaminación en esta zona es responsabilidad únicamente del Estado, que en 1998 liberó a Texaco de toda responsabilidad”, manifiesta el portavoz de Chevron, James Craig, quien apuntó hacia uno de los pozos de residuos limpiados por Texaco.

Texaco construyó y operó más de 330 pozos en Ecuador, cada uno de los cuales tenía al menos una laguna de reserva cerca.

La suciedad que se encuentra inmediatamente debajo de la superficie de algunos antiguos pozos de residuos todavía tiene un brillo negro y aún se percibe el hedor lacrimógeno del petróleo.

La demanda menciona a 46 personas que afirman representar a todos los residentes de la zona que podrían haber sufrido a causa de la contaminación petrolera.

Los demandantes no están buscando recompensas individuales, sino dinero para financiar la limpieza del medio ambiente, como así también proyectos de salud y potabilización de agua.

“Queremos que el dinero sea destinado a una solución permanente”, indica Carmen Pérez, cuya pequeña granja de maíz está cerca de una serie de pozos de residuos de perforación que todavía huelen a petróleo y según la mujer, le hacen padecer dolores de cabeza crónicos.(reutars)