viernes, 20 de agosto de 2010

China avanza sobre américa latina

IPS. China, ahora la segunda economía mundial y con un feroz apetito por recursos, se esfuerza por fortalecer sus relaciones con América Latina.

Según un informe de la Cepal divulgado en mayo, China desplazará a la Unión Europea como el segundo mayor socio comercial de la región, ubicándose detrás de EEUU, para mediados de 2011.

Los países latinoamericanos exploran activamente acuerdos de cooperación con Beijing en campos como minería, energía, agricultura, infraestructura, ciencia y tecnología, indicó el informe.

En los últimos años, China ha diversificado sus inversiones en América Latina, abarcando desde recursos naturales hasta manufacturas y servicios, de acuerdo con una investigación divulgada en julio por el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia China de Ciencias Sociales. El interés en la región va desde el petróleo de Venezuela hasta la madera de Guyana y la semilla de soja de Brasil.

Las inversiones directas de Beijing en latinoamérica sumaron $24 800 millones en 2008, constituyendo 14,6% de su capital total en el exterior, según cifras del Ministerio de Comercio chino. Mientras, las inversiones latinoamericanas en China llegaron a los $112 600 millones, alrededor de 14% del capital extranjero total absorbido por este país asiático. Se espera que las exportaciones de los países latinoamericanos a China alcancen 19,3% del total para 2020, contra 7,6% en 2009, según el informe de Cepal.

China se enorgullece de su relación con América Latina, de la que asegura se benefician ambas partes. La región le vende materias primas, como cobre, hierro y petróleo, mientras que estas naciones reciben artículos chinos, como teléfonos celulares y automóviles. Sin embargo, las relaciones no han carecido de complicaciones. En América Latina crece la cautela a la hora de hacer negocios con Beijing.

Argentina y Brasil han adoptado medidas anti-dumping (contra el comercio desleal) a productos chinos, ante la protesta de fabricantes locales, y otros países han expresado preocupación por los agresivos esfuerzos de la nación asiática por acceder a sus reservas de energía.