lunes, 12 de octubre de 2009

Los asambleístas pierden popularidad en sus dos primeros meses de gestión

Los niveles de aceptación de la nueva Función Legislativa disminuyen de manera sostenida. Cuando la Asamblea Constituyente comenzó a trabajar, en diciembre de 2007, reemplazando el papel de corte parlamentario del Congreso Nacional, su credibilidad estaba en sus mejores momentos.

Una encuesta de la empresa Cedatos concluyó, en ese momento, que la popularidad era del 62%. Es decir, una cifra que no se había registrado en 30 años de historia parlamentaria.

Ahora, la Asamblea Nacional vuelve a experimentar el mismo desgaste que persiguió al ex Congreso en períodos anteriores. A finales de julio, cuando empezó la gestión de los nuevos asambleístas, había un 34% de aprobación. Pero tan solo en dos meses, la popularidad ha descendido cinco puntos. Según Cedatos, la aceptación actual es de un 29%.

Son más de 30 puntos que han caído en la evaluación. Ello a pesar de que muchas de las figuras que hoy están en la Asamblea participaron en la Constituyente y que la bancada más numerosa es la de Alianza País, vinculada a la imagen del presidente Correa.

Otro dato que prende las alertas políticas es la credibilidad en la palabra de los actuales asambleístas, que bajó del 29% en agosto al 20% en septiembre. Es decir, nueve puntos en solo dos meses.

La gestión de la Asamblea Nacional ha sido mal evaluada por la mayoría de la población. Según Cedatos, esto se debe a que se ha visto renacer al Congreso de antes, por sus comportamientos.

La toma de decisiones por imposición del voto, desde la mayoría gobiernista, gravita en el análisis ciudadano. A esa práctica, se suma la ausencia de una tarea de fiscalización frontal hacia el Gobierno y otros organismos del Estado. Esto constituye para Cedatos, y varios asambleístas de oposición, uno de los elementos negativos en la percepción del trabajo de la Función Legislativa.

En las encuestas que maneja Informe Confidencial, la lectura es menos drástica. Según Santiago Nieto, director de esta firma, si bien hay una caída de 10 puntos en la imagen , aún se conserva un balance positivo, puesto que hay un 55% de imagen favorable frente al 45% de valoración negativa.

“La ciudadanía ha evaluado al poder legislativo en dos etapas: una cuando era Constituyente, donde la popularidad sobrepasaba los 65 puntos, y ahora como Parlamento, donde se registra esta caída inicial”. Según Informe Confidencial, los legisladores todavía cuentan con una imagen fuerte, pero los resultados de su gestión no son bien evaluados.

Un asambleísta que se define como independiente del Gobierno y de la oposición es Rafael Dávila. Él sostiene que más allá de todas estas consideraciones, la Asamblea Nacional tiene un problema más grave. Es de percepción. Es decir que los congresos, según la ciudadanía, no resuelven los problemas de la gente.

La tarea de la Asamblea y de sus integrantes es menos visible y valorada, en comparación con la del Gobierno y los organismos seccionales. “La gente quiere ver resultados”, comenta Dávila.

Sin embargo, del lado del oficialismo dicen que una primera medición de la popularidad de la Asamblea no puede ser un indicador concluyente. Primero porque creen que firmas como Cedatos tienden a favorecer a la oposición. En segundo lugar, porque es demasiado corto el tiempo de funcionamiento de la Asamblea como para valorar el trabajo y satisfacer las expectativas y aspiraciones de la población.

Un desgaste similar al de Correa

El bajón que comienza a experimentar la credibilidad de la Asamblea va de la mano con el descenso en las encuestas del presidente Rafael Correa.

Según Cedatos, Informe Confidencial y los estudios de Santiago Pérez, el Primer Mandatario ha perdido entre cinco y 11 puntos en el último mes. Las tres firmas concluyeron que el desempleo, la carestía de la vida y la inseguridad han sido el motivo de esta baja de popularidad. Además se ha despertado cierto descontento por el estilo confrontacional y poco incluyente del Primer Mandatario. Como la Asamblea y el Gobierno de Correa comparten un mismo proyecto político, el desgaste resulta común para los dos poderes.

En ese sentido, Cynthia Viteri (PSC) dice que la Asamblea sí puede despertar el interés ciudadano y mejorar su percepción si se trabajan en reformas directas que combatan, por ejemplo, los niveles de inseguridad. Este es uno de los temas que a su juicio más inquietan a la gente. (El Comercio)