miércoles, 10 de agosto de 2011

10 de Agosto primer grito de Independencia

Quito sembró la semilla y América siguió el ejemplo. Sus pueblos querían ser Independientes y proclamaron el camino hacia la soberanía. La chispa original brotó del valeroso pecho de los quiteños.

Desde los últimos meses del año 1808, un grupo de patriotas se reunía alternadamente en casa de distintos ciudadanos comprometidos con la revolución.

Hacia la independencia Juan de Dios Morales fue cerebro del movimiento, alma y enérgico brazo revolucionario; veamos lo que sucedió en aquellos días.

El martes 7 de agosto de 1809, los compatriotas se reunieron en casa de don Xavier Ascázubi para redactar el acta de la revolución.

El miércoles 8 de agosto se citaron nuevamente en la misma casa para resolver entre todos el golpe revolucionario, sin embargo por no haber la concurrencia necesaria decidieron acudir a la morada de Manuela Cañizares.

Efectivamente en la noche del 9 de agosto hubo gran actividad de los patriotas y pueblo en general de Quito; desde los más recónditos lugares de la ciudad y al amparo de las sombras de la noche llegaron a la sala de doña Manuela Cañizares, ubicada en la parroquia El Sagrario, junto a la Catedral Metropolitana de Quito, aparentando una reunión social.

Los patriotas se constituyeron en asamblea y procedieron a la organización de una Junta Soberana de Gobierno; luego de mucho discutir sobre el golpe revolucionario, los comprometidos no llegaron a un acuerdo, por lo que algunos empezaron a abandonar el local de dicha reunión, decepcionados por la falta de unidad de criterios.

Entonces es cuando Manuela Cañizares indignada toma su puñal en la mano y se para en la puerta de su casa para evitar que los comprometidos abandonen el lugar y den un paso atrás de su decisión libertaria.

Manuela les gritó con voz firme como un pregón de fuego inicial: “¡Cobardes! ¡Hombres nacidos para la servidumbre! ¿De qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!”.

Los patriotas admirados por la actitud de tan valerosa mujer vuelven a reunirse en la sala y deciden lanzar el grito de independencia en la alborada del nuevo día. Allí redactan un acta de revolución, designando a cada uno de los patriotas sus sectores y responsabilidades.

A las 2 de la madrugada quedó constituida el acta y se puso en marcha inmediatamente el plan.

La Asamblea procedió a la organización de una Junta Soberana de Gobierno, en la que resultó elegido presidente Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre; vicepresidente el obispo Dr. José Cuero y Caicedo; secretario de Estado; de lo Interior, Dr. Juan de Dios Morales; de Gracia y Justicia, Manuel Quiroga; de Hacienda, don Juan Larrea.

Al día siguiente, 10 de Agosto de 1809, a las 05:00, el Dr. Antonio Ante conducía personalmente un oficio de la Junta Soberana de Quito para el presidente de la Real Audiencia, don Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla, explicándole que había cesado en sus funciones y dándole a conocer los motivos de la transformación política.

Enseguida la guarnición comandada por don Juan Salinas salió a la plaza principal dando vivas a la Junta Soberana de Gobierno.

Asimismo, al amanecer eran capturados los comandantes de la plaza Bruno Rezua y Joaquín Villaesperanza. Los doctores Morales y Quiroga concurrían a los domicilios de los marqueses de Solanda, de Villaorellana y de Miraflores para hacerles conocer el éxito de la revolución.

Fueron enviados mensajeros a las haciendas de El Obraje para solicitar la presencia del Marqués de Selva Alegre.

El acta de la independencia

Pocos días después del levantamiento se convocó a un Cabildo abierto, el 16 de agosto de 1809, que se celebró en la sala capitular del convento de San Agustín, donde concurrieron nobles y ricos como diputados de los diversos sectores de Quito, lugar en el que nació la libertad americana, allí se firmó el acta de independencia de Quito.

Aquel majestuoso día el Marqués de Selva Alegre leyó la proclama constitutiva de la primera Junta Soberana.