Entre reclamos e inconvenientes, los funcionarios judiciales cumplieron ayer con su primer sábado de trabajo, de un total de ocho destinados a despachar 1,2 millones de causas represadas.
A la entrada del Palacio de Justicia (calle Piedrahíta y avenida Seis de Diciembre), una llave que quedó abierta inundó el auditorio y la entrada del inmueble. Quienes ingresaban lo hacían con cuidado para evitar tropezar y caer.
La mayoría de funcionarios cambió el traje formal por el informal. "¿Cómo está, doctora?". "Un poco con mal sueño", comentaron dos trabajadoras.
Cerca de las 08:00, la gente en las afueras corría para timbrar su entrada. Luego de haberlo hecho, algunos se quedaban en los pasillos conversando en lugar de ir a sus puestos.
Betty Valencia, del Juzgado Cuarto de lo Penal, reclamó molesta de que no se hayan renovado primero los equipos para los trabajos. "Las máquinas se traban y no funcionan", explicó.
Otros, como Édgar Proaño, del Juzgado Séptimo de lo Civil, más reservados, explicaron que no les queda más que acatar las órdenes.
A las 08:10, en el Juzgado Décimo Segundo de lo Penal, un señor leía un libro, una señora conversaba por teléfono y otra chateaba. César Pozo, secretario del área, explicó que la mayoría de sus causas estaban listas pero que no las bajaban al archivo, porque ahí no hay espacio.
Con 20 minutos de demora (09:50), hubo una sesión con los trabajadores. En ella, Isabel Ulloa, presidenta de la Corte Provincial de Pichincha, pidió a Paulo Rodríguez, presidente del Consejo de la Judicatura de Transición (CJT), que se respete la estabilidad de los trabajadores, a propósito de los 41 funcionarios de Pichincha a los que se les notificó en agosto del cese de sus funciones. "Si algún compañero actúa mal, deben seguir el debido proceso". En respuesta, Rodríguez explicó que en ningún momento eso ha sido irrespetado. "La idea no es perseguir a nadie", dijo. (PAO)
En Guayaquil los trabajas se realizaron con mascarillas
Ni protestas ni carteles exigiendo demandas. Los bajos de la Corte de Justicia del Guayas se mantuvieron desiertos en la primera de las ocho jornadas sabatinas, en la que sus funcionarios deberán levantar un inventario de todas las causas represadas y caducadas.
Cientos de juicios almacenados en las bodegas de archivo fueron trasladados a los escritorios de jueces y asistentes. La revisión fue ejecutada con mascarillas en sus rostros, porque varios de los documentos se encontraban en medio del polvo y la humedad.
A la entrada del Palacio de Justicia (calle Piedrahíta y avenida Seis de Diciembre), una llave que quedó abierta inundó el auditorio y la entrada del inmueble. Quienes ingresaban lo hacían con cuidado para evitar tropezar y caer.
La mayoría de funcionarios cambió el traje formal por el informal. "¿Cómo está, doctora?". "Un poco con mal sueño", comentaron dos trabajadoras.
Cerca de las 08:00, la gente en las afueras corría para timbrar su entrada. Luego de haberlo hecho, algunos se quedaban en los pasillos conversando en lugar de ir a sus puestos.
Betty Valencia, del Juzgado Cuarto de lo Penal, reclamó molesta de que no se hayan renovado primero los equipos para los trabajos. "Las máquinas se traban y no funcionan", explicó.
Otros, como Édgar Proaño, del Juzgado Séptimo de lo Civil, más reservados, explicaron que no les queda más que acatar las órdenes.
A las 08:10, en el Juzgado Décimo Segundo de lo Penal, un señor leía un libro, una señora conversaba por teléfono y otra chateaba. César Pozo, secretario del área, explicó que la mayoría de sus causas estaban listas pero que no las bajaban al archivo, porque ahí no hay espacio.
Con 20 minutos de demora (09:50), hubo una sesión con los trabajadores. En ella, Isabel Ulloa, presidenta de la Corte Provincial de Pichincha, pidió a Paulo Rodríguez, presidente del Consejo de la Judicatura de Transición (CJT), que se respete la estabilidad de los trabajadores, a propósito de los 41 funcionarios de Pichincha a los que se les notificó en agosto del cese de sus funciones. "Si algún compañero actúa mal, deben seguir el debido proceso". En respuesta, Rodríguez explicó que en ningún momento eso ha sido irrespetado. "La idea no es perseguir a nadie", dijo. (PAO)
En Guayaquil los trabajas se realizaron con mascarillas
Ni protestas ni carteles exigiendo demandas. Los bajos de la Corte de Justicia del Guayas se mantuvieron desiertos en la primera de las ocho jornadas sabatinas, en la que sus funcionarios deberán levantar un inventario de todas las causas represadas y caducadas.
Cientos de juicios almacenados en las bodegas de archivo fueron trasladados a los escritorios de jueces y asistentes. La revisión fue ejecutada con mascarillas en sus rostros, porque varios de los documentos se encontraban en medio del polvo y la humedad.