De las 46 embajadas de Ecuador en el mundo, alrededor del 54% está encargado a diplomáticos de carrera, entre los que se encuentran el embajador en Australia, José Gangotena Ribadeneira; el representante en Brasil, Horacio Sevilla; y en Bélgica, Diego Yépes Lasso.
Sin embargo, más del 39% de los embajadores es cuota política del Gobierno y no necesariamente funcionarios de tradición diplomática. En ese grupo se cuenta a la embajadora en Costa Rica, Daysi Espinel Álvarez, quien es madre de los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado Espinel, secretario general de la Administración y de Comunicación, respectivamente; en Bolivia, Ricardo Ulcuango, exrepresentante de la Ecuarunari; en Colombia, Raúl Vallejo, exministro de Educación; en Alemania, Jorge Jurado, exsecretario nacional del Agua; en Gran Bretaña, Anita Albán Mora, exministra de Ambiente.
También existe un 6,5% de las embajadas que no tienen una cabeza actualmente y están representadas por un encargado de negocios. En esta situación están las dependencias de Honduras, España y Estados Unidos.
Aunque en los dos últimos países, el presidente, Rafael Correa, anunció hace dos semanas que estarían a cargo la ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, y la asambleísta del movimiento oficialista (PAIS), Aminta Buenaño, respectivamente. Una vez que estas obtengan el beneplácito por parte del Gobierno se sumarían al grupo de las cuotas políticas.
Para el excanciller Diego Paredes, si bien la Ley de Servicio Exterior establece un límite en la cuota política del Gobierno, técnicamente, las embajadas deberían estar representadas siempre por funcionarios de carrera, puesto que así como “el médico cardiólogo o las fuerzas armadas son especialistas; en el servicio diplomático exterior es necesario contar con gente capacitada y no improvisada”, comentó.
Además, señaló que entre las consecuencias de contar con representantes “improvisados” están el “mal servicio que podría ofrecer el país en el exterior”, cuestionó.
Por su parte, el exministro de Relaciones Exteriores Marcelo Fernández indicó que debería ser una norma general que las embajadas más importantes estén representadas por funcionarios de carrera que son “las personas que saben más sobre diplomacia”.
Asimismo, el excanciller añadió que, con el objetivo de cumplir con la normativa, anteriores Gobiernos optaron por distribuir este porcentaje en todas las categorías diplomáticas y no cargarla en la primera, que es la de embajador.
No obstante, manifestó que debido al lineamiento ideológico que quiere mantener el Régimen así como al “desprecio injustificado” que existe hacia los diplomáticos, se ha optado por postular a las embajadas a políticos afines.
Sin embargo, más del 39% de los embajadores es cuota política del Gobierno y no necesariamente funcionarios de tradición diplomática. En ese grupo se cuenta a la embajadora en Costa Rica, Daysi Espinel Álvarez, quien es madre de los hermanos Vinicio y Fernando Alvarado Espinel, secretario general de la Administración y de Comunicación, respectivamente; en Bolivia, Ricardo Ulcuango, exrepresentante de la Ecuarunari; en Colombia, Raúl Vallejo, exministro de Educación; en Alemania, Jorge Jurado, exsecretario nacional del Agua; en Gran Bretaña, Anita Albán Mora, exministra de Ambiente.
También existe un 6,5% de las embajadas que no tienen una cabeza actualmente y están representadas por un encargado de negocios. En esta situación están las dependencias de Honduras, España y Estados Unidos.
Aunque en los dos últimos países, el presidente, Rafael Correa, anunció hace dos semanas que estarían a cargo la ministra coordinadora de la Producción, Nathalie Cely, y la asambleísta del movimiento oficialista (PAIS), Aminta Buenaño, respectivamente. Una vez que estas obtengan el beneplácito por parte del Gobierno se sumarían al grupo de las cuotas políticas.
Para el excanciller Diego Paredes, si bien la Ley de Servicio Exterior establece un límite en la cuota política del Gobierno, técnicamente, las embajadas deberían estar representadas siempre por funcionarios de carrera, puesto que así como “el médico cardiólogo o las fuerzas armadas son especialistas; en el servicio diplomático exterior es necesario contar con gente capacitada y no improvisada”, comentó.
Además, señaló que entre las consecuencias de contar con representantes “improvisados” están el “mal servicio que podría ofrecer el país en el exterior”, cuestionó.
Por su parte, el exministro de Relaciones Exteriores Marcelo Fernández indicó que debería ser una norma general que las embajadas más importantes estén representadas por funcionarios de carrera que son “las personas que saben más sobre diplomacia”.
Asimismo, el excanciller añadió que, con el objetivo de cumplir con la normativa, anteriores Gobiernos optaron por distribuir este porcentaje en todas las categorías diplomáticas y no cargarla en la primera, que es la de embajador.
No obstante, manifestó que debido al lineamiento ideológico que quiere mantener el Régimen así como al “desprecio injustificado” que existe hacia los diplomáticos, se ha optado por postular a las embajadas a políticos afines.