El Bachillerato General Unificado (BGU) que acaba de entrar en vigencia en el Ecuador es hoy motivo de debata entre los estudiantes y los profesores.
Se trata de una reforma que modificará, de manera sustantiva, el destino educativo de los jóvenes del Ecuador y, sin exageración se trata de unas reformas que incidirán en la vida del país. Por eso mismo, desde varios sectores se reclama por la falta de un mayor debate, capaz de recoger el mayor número de opiniones y criterios de los sectores involucrados.
Lo más grave de todo lo que ha ocurrido hasta ahora, es que la reforma entró en vigencia, pero sin siquiera haber sido explicada a los estudiantes y maestros, y tampoco contar con un hoja de ruta. El efecto ha sido el general desconcierto.
Las 200 000 visitas que ha recibido la página Web del Ministerio de Educación, explica también el interés por conocer detalles de la reforma en marcha.
La presidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE), Lady Morales, confirmó el desconcierto que existe en el sector educativo que representa, y las críticas que ha recibido la reforma elaborada sin las consultas debidas. Y porque, de lo visto hasta ahora, lamentan que lo que se busca con la reforma es producir mano de obra barata, ya que se proyecta que del bachillerato salgan con conocimiento para trabajar en restaurantes y en otras labores elementales y básicas.
Respecto del énfasis para preparar a los estudiantes en cine, teatro y cómics si bien es apreciado por los educando, se considera esfuerzo para una sola disciplina, aunque se trate de las artes.
Otro aspecto motivo de preocupación es la fata de preparación de los maestros que ejecutarán los cambios y que, hasta ahora, no han recibido instrucción alguna.
Ex ministros de Educación aunque coinciden en señalar que la reforma era necesaria, pues hacía falta un cambio y, hasta elogian haber decidido hacerlo, tienen ciertos reparos al contenido de los cambios y también lamentan la falta de debate. Solo el ex ministro de Educación y el rector de la Universidad del Azuay, Mario Jaramillo, expresa su acuerdo con la reforma y considera un avance el haber eliminado la especialización desde los primeros años, para dedicarlo al último cuando los chicos tienen ya una mejor formación.
En conclusión: Al Gobierno de la revolución le hace falta la socialización de un tema esencial para el devenir del país, por lo que bien haría el Ministerio de Educación en organizar talleres de capacitación con urgencia.
Se trata de una reforma que modificará, de manera sustantiva, el destino educativo de los jóvenes del Ecuador y, sin exageración se trata de unas reformas que incidirán en la vida del país. Por eso mismo, desde varios sectores se reclama por la falta de un mayor debate, capaz de recoger el mayor número de opiniones y criterios de los sectores involucrados.
Lo más grave de todo lo que ha ocurrido hasta ahora, es que la reforma entró en vigencia, pero sin siquiera haber sido explicada a los estudiantes y maestros, y tampoco contar con un hoja de ruta. El efecto ha sido el general desconcierto.
Las 200 000 visitas que ha recibido la página Web del Ministerio de Educación, explica también el interés por conocer detalles de la reforma en marcha.
La presidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE), Lady Morales, confirmó el desconcierto que existe en el sector educativo que representa, y las críticas que ha recibido la reforma elaborada sin las consultas debidas. Y porque, de lo visto hasta ahora, lamentan que lo que se busca con la reforma es producir mano de obra barata, ya que se proyecta que del bachillerato salgan con conocimiento para trabajar en restaurantes y en otras labores elementales y básicas.
Respecto del énfasis para preparar a los estudiantes en cine, teatro y cómics si bien es apreciado por los educando, se considera esfuerzo para una sola disciplina, aunque se trate de las artes.
Otro aspecto motivo de preocupación es la fata de preparación de los maestros que ejecutarán los cambios y que, hasta ahora, no han recibido instrucción alguna.
Ex ministros de Educación aunque coinciden en señalar que la reforma era necesaria, pues hacía falta un cambio y, hasta elogian haber decidido hacerlo, tienen ciertos reparos al contenido de los cambios y también lamentan la falta de debate. Solo el ex ministro de Educación y el rector de la Universidad del Azuay, Mario Jaramillo, expresa su acuerdo con la reforma y considera un avance el haber eliminado la especialización desde los primeros años, para dedicarlo al último cuando los chicos tienen ya una mejor formación.
En conclusión: Al Gobierno de la revolución le hace falta la socialización de un tema esencial para el devenir del país, por lo que bien haría el Ministerio de Educación en organizar talleres de capacitación con urgencia.