El primer día de la jornada única de trabajo en el Palacio de Justicia estuvo matizado por el escepticismo de los usuarios. Según la mayoría de ellos, hubo poca información respecto a cómo iba a funcionar este nuevo horario de trabajo.
Desde las 12:00 hasta las 14:00, hubo poca afluencia de público en los pasillos, y las oficinas de esta judicatura lucieron casi vacías.
Las tres puertas laterales de ingreso a los juzgados permanecieron abiertas durante todo el día. Mientras unos empleados registraban su salida, otros marcaban su ingreso. No más de treinta minutos les tomó a los funcionarios salir y regresar del almuerzo.
Rosa Torres viaja tres veces a la semana desde Guamaní, barrio ubicado en el sur de Quito, hasta estas dependencias, en el centro, para saber cómo avanza la demanda por alimentos que planteó hace un año contra su yerno, cuyo nombre no reveló.
“Esto nunca va a cambiar, toda la vida ha sido igual, lo único de bueno es que al mediodía ya no tenemos que esperar que los burócratas regresen de almuerzo para que nos atiendan”, dijo.
Ella se confesó poco optimista sobre el cambio en la Función Judicial (FJ). “Es un año ya desde que el padre de mi nieta no le entrega ni un centavo y, a pesar de que le suplicamos al juez y le decimos que no tenemos dinero, esa demanda está aún en trámite”, señaló.
Quienes se mostraron satisfechos fueron los usuarios de los juzgados de tránsito. Pese a que las quejas persisten por la demora en los trámites, esta jornada les permite insistir en las causas incluso al mediodía, tiempo que antes para ellos era perdido.
María Paucar comentó que el viernes pasado su automóvil fue detenido porque no tenía los documentos legales para trabajar como taxi. Según dijo, ayer fue el primer día en trámites para la devolución y no encontró mayores inconvenientes.
Todo lo contrario sucedió con Luis Guamán, quien desde hace 10 días intenta obtener la resolución del juez para retirar su vehículo retenido. “Está bien que el Gobierno les obligue a trabajar en jornada única. Sin embargo, la atención sigue siendo pésima”, señaló.
Desde las 12:00 hasta las 14:00, hubo poca afluencia de público en los pasillos, y las oficinas de esta judicatura lucieron casi vacías.
Las tres puertas laterales de ingreso a los juzgados permanecieron abiertas durante todo el día. Mientras unos empleados registraban su salida, otros marcaban su ingreso. No más de treinta minutos les tomó a los funcionarios salir y regresar del almuerzo.
Rosa Torres viaja tres veces a la semana desde Guamaní, barrio ubicado en el sur de Quito, hasta estas dependencias, en el centro, para saber cómo avanza la demanda por alimentos que planteó hace un año contra su yerno, cuyo nombre no reveló.
“Esto nunca va a cambiar, toda la vida ha sido igual, lo único de bueno es que al mediodía ya no tenemos que esperar que los burócratas regresen de almuerzo para que nos atiendan”, dijo.
Ella se confesó poco optimista sobre el cambio en la Función Judicial (FJ). “Es un año ya desde que el padre de mi nieta no le entrega ni un centavo y, a pesar de que le suplicamos al juez y le decimos que no tenemos dinero, esa demanda está aún en trámite”, señaló.
Quienes se mostraron satisfechos fueron los usuarios de los juzgados de tránsito. Pese a que las quejas persisten por la demora en los trámites, esta jornada les permite insistir en las causas incluso al mediodía, tiempo que antes para ellos era perdido.
María Paucar comentó que el viernes pasado su automóvil fue detenido porque no tenía los documentos legales para trabajar como taxi. Según dijo, ayer fue el primer día en trámites para la devolución y no encontró mayores inconvenientes.
Todo lo contrario sucedió con Luis Guamán, quien desde hace 10 días intenta obtener la resolución del juez para retirar su vehículo retenido. “Está bien que el Gobierno les obligue a trabajar en jornada única. Sin embargo, la atención sigue siendo pésima”, señaló.